El entrenador del seleccionado argentino, Lionel Scaloni realizó una curiosa observación respecto del éxito que tiene el representativo nacional, al señalar que el secreto estuvo “en haber apostado por un biotipo de jugador, ese al que no le queme la pelota y sepa que en los partidos hay momentos en que va a sufrir”.
“Personalmente creo que el gran acierto fue haber apostado por un biotipo de jugador que fue generando algo muy bueno a nivel interno que luego se trasladó a la gente, y esa comunión fue fundamental para que nos empezara a ir bien”, le dijo Scaloni a AFA Studio.
“Porque lo que yo quiero es tener jugadores a los que no les queme la pelota, que sepan que el rival también juega y que en determinados momentos de los partidos les va a tocar sufrir. Y cuando eso pasa, lo que queda es atrincherarse y seguir, porque el partido continúa”, apuntó.
Pero aclaró inmediatamente que “varios jugadores de la anterior camada y algunos que están hoy en el grupo, ya estuvieron a punto de quedar en la historia anteriormente, porque jugaron tres finales seguidas (un Mundial y dos Copa América) y quedaron muy cerca”.
“Por eso sostengo que ellos también quedaron en la historia. Porque las cosas se hicieron bien previamente y siempre hubo jugadores buenos en la selección, pero también hace falta tener una cuota de suerte junto a una idea clara para llegar a la cima”, destacó.
“Y después está el trabajo de campo pero también el mental, porque aunque se juegue en espacios de tiempo prolongados, yo estoy siempre pensando en el seleccionado, cuando estoy comienzo o andando en bicicleta, se me viene distintas cosas a la cabeza. pensamientos sobre lo que hay que mejorar o innovar. No hay entrenador que pueda aislarse totalmente”, aseguró.
Y precisamente sobre ese punto se refirió a sus colaboradores, Walter Samuel, Roberto Ayala, Pablo Aimar y Matías Mana, los cuatro componentes más cercanos de su cuerpo técnico, y el preparador físico, Luis Martín.
“Ahora soy un tipo más serio desde que me convertí en entrenador, pero antes, como jugador, era muy extrovertido y me gustaba hacerme notar dentro del grupo. Siempre fui así y nunca intenté cambiar esa actitud, hasta que llegó el final de mi carrera y tuve que mantener una postura diferente al ser técnico”, explicó.
Y sobre el plantel en general advirtió que este “es un grupo competitivo. El nivel de este seleccionado está demasiado alto y yo, como futbolista, no podría haber estado convocado ni de cerca para formar parte de este equipo”.
“Ahora, en una semana arrancan las Eliminatorias contra Ecuador y lo que se viene es muy difícil, como son todos los inicios, pero lo fundamental es que todos los jugadores disfruten y estén sanos”, argumentó.
“Porque el Mundial ya pasó y lo que nos llevamos es la alegría de la gente, que para nosotros es lo máximo. Porque este equipo juega para la gente y todos quienes lo integran no son egoístas. Cuando vienen a la selección juegan por un amigo, la familia y por el país”, resaltó.
Y finalmente destacó que todo lo sembrado por la selección en Qatar dio sus frutos en el resto del mundo, porque le permitió recoger un cariño de gente de otros países como nunca antes: “Cuando fuimos hace unos días a Miami para verlo a Lionel Messi la gente del consulado argentino me dijo que después del Mundial muchas personas se fueron a anotar para sacar el pasaporte argentino”, reveló.
“Y en España, donde vivo (en Mallorca), me encontré con infinidad de gente que me dijo que hinchaba por Argentina. Está bueno usar el fútbol como herramienta para cambiar el chip que se tiene sobre el argentino”, concluyó.
Argentina vuelve a jugar oficialmente por los puntos rumbo a otro Mundial, el de 2026, el jueves 7 de septiembre frente a Ecuador en el estadio Monumental, el mismo lugar donde probablemente vuelva a hacerlo en los dos compromisos restantes como local de este año, ante Paraguay y Uruguay. Y allí estará Scaloni, a sus 45 años, sacudiéndose el éxito para que no le pese ir por nuevas conquistas.