Entre las razones que justifican la final del domingo entre Argentina y Francia está la de concentrar a los mayores goleadores del Mundial de Qatar: Lionel Messi y Julián Álvarez, por un lado, Kylian Mbappé y Olivier Giroud por el otro. Entonces, ya no solo será un cara a cara entre dos naciones bicampeonas y proclamadas como favoritas en la previa, sino también entre cuatro maestros en el arte de hacer goles.
Lo mejor de todo es que llegan emparejados: entre los cinco de “Leo” y los cuatro de Julián suman nueve, idéntico reparto a los de Mbappé y Giroud. Por lo cual no solo estará en disputa la Copa del Mundo en el estadio de Lusail, sino también la Bota de Oro al goleador del torneo. Ni hablar del Balón de Oro al mejor jugador, al que los dos 10 son los principales aspirantes.
El peso ofensivo de estos cuatro fantásticos que tienen al gol como superpoder se advierte en un par de datos. Por caso, que entre ellos firmaron 18 de los 24 goles que marcaron ambos seleccionados en los seis partidos anteriores (11 Argentina y 13 Francia). Una brutalidad. Y que ese 18 por sí solo supera por varios goles la cosecha total de cualquiera de los 32 seleccionados en la Copa.
Curiosamente, ambas duplas se componen de un joven y un experimentado. En el caso de la Selección albiceleste, la frescura y la energía de Julián (22 años) surgieron como complemento ideal para el condecorado Messi (35) en su último intento por ganar el único trofeo que le falta.
Del lado francés, el veterano Giroud (36) es el lugarteniente de Mbappé, la gran estrella que a los 23 años está ante la oportunidad de ganar su segundo Mundial. La baja por lesión de Karim Benzema le abrió una oportunidad de demostrar su vigencia al delantero de Milan, que se hizo cargo y aportó nada menos que el gol del triunfo en cuartos de final sobre Inglaterra. Si no suma cinco fue porque el palo se lo negó en la semifinal contra Marruecos.
Habrá quien tome como una diferencia a favor de Argentina -porque nunca sobran motivos para elegir creer- que “Leo” y Julián vienen de mojar contra Croacia en semifinales, mientras que Mbappé no marca desde octavos de final y Giroud desde cuartos. ¿Se les habrá mojado la pólvora? Ojalá. Aunque también se puede pensar que están guardando los goles para la final.
Sea como sea, lo que sí está claro es que no la tendrán nada fácil contra la defensa argentina, sea con línea de cuatro o de cinco. En ese rubro, ambos llegan igualados: cinco goles recibidos por lado. Sin embargo, está claro que tanto Argentina como Francia son equipos que hacen del ataque su mejor arma defensiva, porque tienen con qué.
Y es que a estos cuatro fantásticos se les suman varios pesos pesados. Para Argentina, es posible volver a ver a Ángel Di María (ya está recuperado) o que por fin se le abra el arco a Lautaro Martínez si llega a tener minutos. Enzo Fernández, aunque volante, por momentos es un delantero más. Al mismo tiempo, los galos también cuentan con Antoine Griezmann, Ousmane Dembélé y Aurelien Tchouaméni como jugadores de gran vocación ofensiva.
¿Y Benzema? Ya está recuperado de su lesión y su lugar en el plantel mundialista no fue cubierto, por lo que podría jugar si así lo quisiera Deschamps, pero por la cara que puso cuando le preguntaron ayer sobre ese tema, está claro que nunca estuvo en sus planes reincorporar al flamante Balón de Oro. Y es que, haya habido permiso o no, Karim estaba ayer al mediodía jugando un amistoso de pretemporada contra el Leganés, muy muy lejos de Qatar.
La nota se publicó originalmente en La Gaceta.
