“Importa el cómo, pero hay que ganar”. Simple y conciso. Jorge Almirón dejó una frase que sintetiza el sentimiento popular del hincha de Boca, y que también se entiende a partir de la manera en que su equipo obtuvo el boleto a semifinales. ¿Cómo? De forma inédita: sin ganar ningún partido en los 90 minutos en la fase eliminatoria de la Copa Libertadores.
No hay precedentes de una situación así. Desde que el máximo certamen continental actualizó su formato con la inclusión de los octavos de final (1989), es la primera vez en la historia que un equipo logra meterse en semis sin siquiera haber conseguido un triunfo en las fases previas.
Es que después de haber liderado la fase de grupos (donde aquí sí consiguió cuatro victorias), el Xeneize se topó primero con Nacional e igualó ambos encuentros: 0-0 en Uruguay y 2-2 en La Bombonera, clasificándose entonces en la definición por penales; y en cuartos, ante Racing, ocurrió una situación similar: empate en cero por duplicado y boleto a a la próxima instancia mediante la tanda desde los doce pasos.
Hilando más fino, los números indican que directamente Boca no ganó ninguno de sus últimos... ¡10 partidos mano a mano por Copa Libertadores! En el 2020 quedó eliminado con Santos (0-0 y 0-3), en 2021 no pudo con Atlético Mineiro (0-0 y 0-0), lo propio en 2022 frente a Corinthians (0-0 y 0-0), y ahora se le suman las series frente a Nacional y Racing, en las que pasó de ronda pero no consiguió victorias en tiempo reglamentario.
Ahora, tendrá en el camino al poderoso Palmeiras, con quien se medirá primero en La Bombonera (en la semana del 27 de septiembre) y luego en Brasil (en la semana del 4 de octubre). Y la premisa puertas adentro de cara a esta nueva cita definitoria que lo puede poner a un paso de la séptima Copa Libertadores parece estar bastante clara: aunque importa el cómo, no es la prioridad; el resultado manda siempre.