El Mundial de Qatar 2022 está a la vuelta de la esquina y la selección de Corea del Sur busca emular la hazaña que realizó en 2002, donde fue local junto a Japón. En esa cita ecuménica, los asiáticos llegaron hasta semifinales y tuvo entre sus filas a Ahn Jung Hwan, héroe para algunos y villano para otros.
Nacido en en Paju, Gyeonggi, arribó al Perugia de Italia en la Temporada 2000-01 procedente del Busan Daewoo Royals de Corea Del Sur, donde formó parte del “Equipo Ideal de la K. League” durante dos años consecutivos y fue “Futbolista del año en Corea Del Sur” en 1999. De esta manera, se convirtió en el primer jugador surcoreano en jugar en Italia.
Su etapa en el calcio no fue la mejor, ya que le costó adaptarse y según él, sufrió el ostracismo de sus compañeros, liderados por la que posteriormente sería estrella del Inter, Marco Materazzi, a quien tiempo después, definiría como como un matón, alegando que con frecuencia le gritaba y lo menospreciaba frente al equipo.
Además, se supo que Materazzi bromeaba sobre cómo el coreano olía a ajo, lo que hizo que Ahn se sintiera tan tímido que dejó de comer alimentos cargados de ajo que le recordaban a su tierra natal. Dada la reputación de Marco Materazzi, personificada por su papel en la tarjeta roja de Zinedine Zidane en la Copa del Mundo de 2006, no es exagerado imaginar que estos comentarios sean ciertos.
El gol de la discordia
La Copa del Mundo de 2002 fue, sin duda, la cima de la carrera de Ahn Jung Hwan, y significó su venganza personal. Con muy pocas expectativas comenzaron su travesía mundialista y Los Tigres de Asia finalizaron primeros en su grupo, tras vencer en el debut a Polonia por 2 a 0, empataron ante Estados Unidos (con gol de Jung Hwan) por 1 a 1 y eliminaron -con una victoria por 1 a 0- a la poderosa Portugal de Rui Costa y Figo.
Tras este buen andar, clasificaron primeros a los octavos de final del mundial y allí tenían un duro desafío al enfrentar a la histórica selección italiana, que había pasado sufriendo y como segunda tras ganar a Ecuador, empatar con México y perder con Croacia. Italia tenía entre sus filas a figuras de la talla de Gianluigi Buffon, Paolo Maldini, Gianluca Zambrotta, Francesco Totti, Alessandro del Piero y Christian Vieri.
Christian Vieri puso en ventaja a Italia a los 18 minutos. Aunque una serie de polémicas decisiones arbitrales por parte de Byron Moreno inclinaron el partido a favor de los coreanos. Sobre el final, a los 88 minutos, Ki Hyeon Seol igualó el juego. Tigres y Azzurros debían definir el encuentro en “Gol de oro”, una dinámica que quedó obsoleta en el fútbol mundial y que consistía básicamente en algo conocido en las calles del barrio como: el que hacía el gol, gana. A los 118 de la prórroga, Ahn Jung Hwan marcó su futuro, con un potente cabezazo ante los ojos de un vencido Buffon.
“Cuando vino a jugar con nosotros no tenía para pagarse un sándwich. Se volvió rico sin hacer grandes cosas. Y ahora, en el Mundial, denigró al fútbol italiano. No tengo ninguna intención de pagarle un sueldo a alguien que ha arruinado al fútbol italiano”, expresó Luciano Gaucci, presidente del Perugia en ese momento. Acto seguido, Gaucci rescindió el contrato del prometedor mediocampista.
Su vida tras el Mundial de Corea-Japón 2002
Tras abandonar el fútbol italiano, Ahn divagó por Francia, jugó en Metz, y en Alemania, desempeñándose en MSV Duisburg, para finalmente retornar a Asia en las filas del Shimizu S-Pulse y Yokohama F. Marinos de Japón. Cerca del fin de su carrera, volvió a su Corea Del Sur natal para jugar en Suwon Samsung Bluewings Football Club y en Busan IPark Football Club (club donde debutó como profesional).
Además, disputó el Mundial de Alemania 2006 donde marcó un gol ante Togo y se convirtió en el jugador asiático con más goles en la Copa Del Mundo (tres tantos en total). Con la Selección de Corea Ahn disputó 71 juegos y marcó 17 goles entre 1997 y 2010.