Ni la pandemia frena a los violentos: explotó la interna de la 12, tomaron un club y la orden era asesinar a Di Zeo

Los detalles del frustrado ataque de 50 barras armados al líder de la hinchada xeneize, que se enteró justo a tiempo del plan en su contra.

Ni la pandemia frena a los violentos: explotó la interna de la 12, tomaron un club y la orden era asesinar a Di Zeo
Rafael Di Zeo y Mauro Martín, líderes de la 12. / Gentileza.

La interna de la barrabrava de Boca sumó el pasado jueves un nuevo capitulo a su interminable historia. Todo comenzó cuando tres camionetas, escoltadas por varios autos de distintos modelos y tamaños, estacionaron en la calle Cajaravilla al 5000. La tarde estaba cayendo por Villa Luro y el ambiente se puso más oscuro cuando empezaron a bajar los ocupantes de los vehículos. Eran 50 barras de la facción de Lomas de Zamora de La Doce, que se referencian en Walter Coronel (jefe también de los violentos de Los Andes, con una condena a tres años por querer copar la tribuna de Excursionistas el año pasado y un juicio pendiente por doble homicidio en la barra de Boca) que tenían un dato y un objetivo claro: Rafael Di Zeo. Sabían que el líder de la hinchada xeneize iba a ir esa noche al club Leopardi, de la familia de Mauro Martín, y -tal como lo exponían las armas de todo tipo y calibre que tenían- estaban decididos a dar la batalla final por el poder de La Doce.

Sin embargo, la lucha nunca llegó a librarse. Es que el grupo de Lomas se anticipó tanto a la llegada de Di Zeo como a la de Mauro Martín y un llamado de alguien que divisó la situación alertó de lo que estaba pasando a Rafa, quien abortó su viaje a Villa Luro y llamó a la Policía para ayudar a Gabriel Martín, hermano de Mauro y a cargo del club ese jueves por la noche. Los hombres de Coronel le aclararon a Martín que el problema no era con él y que iban a esperar a Di Zeo y a su hermano para librar el enfrentamiento que estaban esperando. Antes, afortunadamente, llegaron dos patrulleros. Y cuando vieron la situación preguntaron qué ocurría a Gabriel Martín, quien no reveló la verdad sino que dijo que era un grupo de gente que estaba preparando un torneo de fútbol para el fin de semana. Si mintió por los famosos códigos de la tribuna o porque estaba amenazado sólo lo sabe él. Lo cierto es que tras ese movimiento, los de Lomas se dieron cuenta que los habían delatado y se retiraron pero no sin antes dejar una amenaza: la próxima vez no hablamos, ejecutamos. Minutos más tarde arribaron al lugar más patrulleros a causa de otro llamado a la comisaría. Pero los violentos ya no estaban y el capítulo había quedado abierto. El final promete una batalla a todo o nada.

Este nuevo episodio violento de la interna de la barra de Boca tiene su raíz en las últimas fechas pre pandemia, hace poco más de un año. Cuando Marcelo el Manco Aravena, líder de la facción de Lomas de Zamora -una de las peligrosas de La Doce-, cayó en prisión por la causa de La Salada, Walter Coronel tomó su lugar, aun cuando estaba elevado a juicio por el doble homicidio en la interna de la barra del Xeneize en julio de 2013 (causa que comparte con Di Zeo, con quien hoy está enfrentado). A diferencia de Aravena, quien creció en la época del Abuelo (de hecho fue condenado a 18 años por el doble crimen de los hinchas de River, Walter Vallejos y Angel Delgado, en 1994), Coronel es de una generación posterior y tiene menos paciencia a la hora de hacerse del efectivo y de la manera en que lo reparte. Los roces que produjo esto, sumado a que Aravena no recibía su parte cuando estaba preso, hicieron que este último nombre al Negro Pelé como nuevo líder de la facción. Pero el mandato duró apenas dos semanas, porque fue apuñalado en la previa del partido frente a Talleres de Córdoba, el 2 de febrero del año pasado.

Ya con el poder de la facción en sus manos, Coronel fue a hablar con Di Zeo y Martín y les dijo claramente que quería más dinero. La pandemia de coronavirus se interpuso en la negociación y cortó en seco el flujo de plata proveniente de negocios como el alquiler de carnets, la reventa de plateas, el cobro de los trapitos y del merchadising ilegal y los puestos callejeros de comida y bebida. Pese a la caída de esa fuente de financiamiento, los líderes siguieron recibiendo su mensualidad y Di Zeo, por su parte, encontró otra forma engrosar aún más sus ingresos: puso en marcha la línea de ropa RD (sus iniciales) y Jugador Número 12, que están registradas a nombre de su pareja.

Pese a la pandemia, el dinero siguió entrando aunque el reparto no era equitativo porque lo que se dividía eran los ingresos de los negocios que aún hoy están parados por la ausencia de público en los estadios. Con la disconformidad en aumento constante, Di Zeo incitó a coronel a tomar la barra de Excursionistas, codiciada por ser el centro de control de buena parte del narcomenudeo de la zona norte de la Capital Federal. La Doce ya tenía a Dientón allí adentro, un hombre que fue muy cercano a Fernando Di Zeo y que tras su muerte se quedó con Rafa.

Pero nada resultó como se esperaba: cuando la facción de Lomas intentó quedarse con barra del Villero, la Policía los sorprendió y varios fueron detenidos. Coronel fue uno de los que terminó tras las rejas y se salvó de recibir el 2021 allí gracias que negoció tres años de prisión en suspenso en un juicio condicional. Tintín cree que fue Di Zeo quien planificó toda la jugada con el objetivo de dejarlo fuera del juego.

Todo esto y el poco dinero que fluía por la ausencia de los negocios de la calle en los días de partido fueron el detonante para que un grupo de La Boca también se juntara en la calle Irala a diagramar el futuro de la barra. Viejos caudillos de la zona como los Silva y los hermanos Varela propusieron modificaciones. Además, cuentan que Tintín les prometió muchas cosas en caso de llegar a la jefatura. Con la banca del barrio y un grupo de 50 violentos armados, Coronel planificó el finalmente fallido asalto. La base del mismo era venía de la información que tenía este grupo de que Di Zeo, Martín y sus más cercanos se iban a juntar a comer un asado en el Leopardi el jueves, tal como lo habían hecho una semana antes. Así, llegaron hasta el lugar dispuestos a quedarse con la barra, pero un llamado de advertencia a Di Zeo frenó todo. La batalla por el liderazgo está en marcha.

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