Son días en los que aquellos que escribieron un pedazo de historia en el Cruzado afloran en la memoria colectiva. Aquellos que vivieron momentos únicos con esta camiseta, vuelven a remover recuerdos de aquellos tiempos de gloria.
Deportivo Maipú fue el primer equipo mendocino en ascender a la Primera Nacional. Fue en el año 1986, con un plantel que marcó a fuego al hincha botellero y donde uno de sus más grandes ídolos fue Orlando “Pollo” Murcia, el arquero sanrafaelino que llegó desde Sportivo Pedal de San Rafael.
Jugó las seis temporadas que el Cruzado estuvo en la divisional.
“Maipú me marcó para todo la vida, porque me dio la posibilidad de crecer. Digo esto porque yo era un obrero del arco. Cuando estaba en El Tropezón de San Rafael jugaba de “9″, pero como no había arquero empezaron a decirme que jugara al arco y me fue bien”, comentó el hoy jubilado profesor de educación física.
- ¿Cómo está con este momento que vive la institución?
- Estoy muy feliz, porque es lo que todos hemos soñado con Maipú. Todos hemos querido ver a un Maipú vivo y no muerto, como estuvo muchos años. Creo que las luchas entre aquellos muchachos de la década del ‘80 y estos chicos de ahora son las mismas. Ahora apareció la familia Sperdutti y levantó al club. Sin embargo, pasaron muchas generaciones y ahora por suerte se pudo remontar.
- ¿Lo sigue a Deportivo Maipú?
- Por supuesto; siempre. Soy de ir mucho a la cancha y veo todos los partidos por la tele. Además, tengo contacto con los chicos de las inferiores, porque algunos de ellos han sido mis alumnos en la Universidad.
- ¿Cómo llegó al Cruzado?
- Vine en el año 1984 y en ese momento hubo un recambio de jugadores en la institución. Era uno de los más chicos y quedé en el plantel, al que se sumaron un par de jugadores y se armó un equipazo.
- Cuéntenos algo de aquel Cruzado del ascenso...
- Nosotros la mirábamos un poco desde afuera, porque Maipú venía escapándole al descenso y don Felipe (Bellene) se movía mucho para armar un buen equipo. Había estado jugando un Mundialito en España con Pedal y varios me llamaron para jugar Argentino Juniors y Deportivo Español. Pero Don Felipe compró mi pase y me vine a Maipú. El fue sumando jugadores, algunos con experiencia y muchos jóvenes, para tener un equipo sólido. Rogel, Pralong y Lamolla eran jugadores de primer nivel. En ese momento fue muy importante la mentalidad que Ramos Delgado, el DT, que nos impuso ser más profesionales. En esa época había jugadores que eran profesionales, pero se tomaban una damajuana de 5 litros de vino por día y fumaban mucho (risas). El Mono Olmos, un jugadorazo, se fumaba un cigarrillo antes de empezar y dos en el entretiempo, después corría y la rompía, pero también era otro ritmo de juego; otro fútbol. Por eso, aquel Maipú era un equipo muy veloz y de muy buena técnica. Después empezaron a aparecer los resultados. Pero lo que nos alineó fue ser muy competitivos y estar en el primer nivel con el buen trabajo que hacía Ramos Delgado.
- ¿Qué significa Deportivo Maipú en su vida?
- A Maipú llegué en 1984 y me fui en 1992; jugué hasta el último partido. Estuve desde que se armó aquel equipo que ascendió hasta el último día, frente Atlético Tucumán. En ese momento eran todos pibes nuevos, ya no estaban aquellos del ascenso. Es lo más significativo para mí. Jugué en la selección juvenil y me fuí a España, pero el Cruzado me dio la posibilidad y apostó por mí, porque yo me considero un obrero del arco. Al año de atajar en primera en El Tropezón, ascendimos. Después me compró Pedal, donde llegué en un momento de cambio de arquero. Aníbal Casares, que había jugado en Gimnasia y tenía una gran trayectoria, era el titular y se lesionó. Lo tuve que reemplazar y todo se fue dando. Aníbal me ayudó mucho en aquel tiempo.
- ¿Qué tipo de partido se imagina para la final ante Riestra?
- Maipú es el equipo que mejor jugó durante todo el torneo. Es el primer Maipú que veo que se parece aquel con el que ascendimos en 1986. Tiene tres o cuatro jugadores con experiencia, comete muy pocos errores y sabe corregir aquellos que se dan con los jugadores más jóvenes. Si Maipú sale a jugar agresivamente este partido, lo gana en los 90 minutos. Por las condiciones y jugadores que tiene. Pero tiene que sentirse grande, ser atrevido, tiene que decir ‘acá estoy y te voy a ganar’. Ellos vienen del fútbol de la Primera B de Buenos Aires, cuentan con un plantel de jugadores más grandes, de experiencia. Pegan y ofrecen mucho roce durante el partido. Eso hace que te puedan ganar por un error propio nada más. Tiene que salir decidido Maipú, porque tiene con qué para ascender.
- ¿Para usted gana y asciende?
-Le tengo muchísima fe, es una final que no es difícil, siempre y cuando no la haga difícil Maipú. Porque los últimos partidos ellos mismo se complicaron solos. Sabían que tenían ventaja y la trataban de hacer valer y eso lo limitó a ser agresivo. Por eso cuando fue perdiendo fue a buscar el partido. Cuando Maipú es agresivo siempre gana.