Debido a la pandemia de coronavirus, en los últimos meses en Mendoza volvió a primer plano una moda deportiva que fue furor en la década del ’90: el Pádel. Deporte que supo ser el segundo más practicado en el país. Éxito total. Con el tiempo, muchos complejos fueron desapareciendo, muchos clubes abandonaron sus canchas, pero la llamita continuó encendida en algunos complejos que se convirtieron en emblemas de la provincia. Hoy, en plena emergencia sanitaria, resurgió la fuerza por el pádel. Fanáticos, apasionados, deportistas de élite, de alto rendimiento, aficionados, quieren jugarlo.
“Desde hace cinco años, el pádel se convirtió en un estilo de vida. Es un deporte que practico tres o cuatro veces por semana. Conozco gente que juega los siete días. Es un actividad que te atrapa y con el juego y la práctica, uno mejora en todo sentido”, palabras exactas de Kevin Hertlein, un fanático jugador de pádel que dejó el tenis hace cinco años y se dedicó de lleno a este deporte.
Kevin tiene 30 años es empleado de comercio y siempre tiene disponibilidad para jugar con amigos o compañeros de pasión. “Mientras más te dedicas a esta actividad, uno conoce más gente. Más complejos de canchas y por ende, te surgen más posibilidades para jugar. Desde hace uno dos años, es impresionante la cantidad de mujeres que se han sumado al circuito de Mendoza, tanto para empezar a competir o de forma recreativa. El pádel es un deporte fácil y que se aprende. Y lo pueden jugar todos”, definió.
Con respecto a esta revolución que está invadiendo la provincia y principalmente a los dueños de los complejos de las canchas, analizó: “Sin lugar a dudas, que el Gobierno de la provincia de Mendoza haya autorizado jugar al pádel en este momento permitió que mucha gente se volcara de lleno a esta actividad. Es impresionante ver los complejos de canchas repletos. Con turnos agotados desde las 18 a las 23 horas. Y existe entre todos los jugadores un respeto mutuo para destacar. Se cumple el horario y chau. Uno llega a la hora estipulada, termina y se va. Y lo principal, se respeta mucho el protocolo sanitario para poder seguir en actividad. Se extraña el tercer tiempo, pero por el momento estar adentro de una cancha de pádel, es lo mejor y un privilegio”.
El último miércoles 10 de junio, precisamente, las canchas de pádel de Mendoza, explotaron de gente. Es que el Gobierno provincial permitió la práctica de deportes individuales. Por esta razón, tanto las cancha de tenis de los clubes y las canchas de pádel de clubes y complejos privados volvieron a sonreír. Ambas actividades se pueden desarrollar bajo un estricto protocolo sanitario para cada caso, por ejemplo: prohibido ducharse después de los partidos, uso de alcohol en gel, tapabocas, inhabilitados los buffets, sólo venta de agua para consumir en el partido, bandeja con una alfombra repleta de amonio cuaternario para desinfectar el calzado al entrar y salir de las canchas, desinfección de redes cancha, bancos, etc.
Los Andes realizó un recorrido por los principales complejos de canchas de pádel del Gran Mendoza y los turnos en horario pico están agotados. Vale recordar que se puede realizar actividades deportivas hasta las 23 horas. Por esta razón, la mayoría de las canchas arrancan su actividad a partir de las 14. Algunas, comienzan a las 12 con clases particulares de algún profesor, por ejemplo.
Federico Hertlein, propietario del pádel Alem de Godoy Cruz, un lugar ícono de Mendoza, opinó sobre esta situación: “En mi caso particular no le llamaría revolución. Si hay un incremento de turnos porque mucha gente se ha volcado a jugar al pádel. Tarde o temprano, siempre te invita a jugar un amigo, un conocido, etc. Después te puede gustar y continuar, otros no siguen, pero casi todos los deportistas, han tenido la posibilidad de jugar en alguna oportunidad”. Con respecto a la pandemia, explicó: “En los últimos años, en Mendoza precisamente, la gente había vuelto a jugar al pádel. Esa situación se notaba. Por esta razón, en mi caso, tenía un movimiento interesante de turnos. Obvio, al prohibirse en estos momentos los deportes grupales lamentablemente, muchos volvieron al padel”.
Y sobre qué tiene el pádel que atrapa a tantos deportistas de alto rendimiento, como a deportistas aficionados o aquellos valientes que empiezan a moverse, explicó: “Al pádel lo pueden jugar todos. Es un deporte recreativo. Después, uno se profesionaliza. Pero, para divertirse y despejarse, es un deporte ideal. Lo pueden jugar todos, no existen limitaciones físicas, cada uno juega su ritmo y el plus es que el ambiente es fantástico”.
En la actualidad, a mucha gente le seduce comenzar a jugar a este deporte, pero tiene un temor y es la parte económica, desde alquilar una cancha, hasta comprar paleta, indumentaria, calzado, etc. Federico, propietario del complejo Alem, explicó: “El alquiler de una cancha de pádel en Alem, cuesta 400 pesos la hora y 450 pesos de noche por las luces. Si llega un jugador y no tiene paleta porque nunca jugó, acá y en la mayoría de los complejos de pádel de Mendoza, se las prestamos. Lo mismo sucede con las pelotitas. Y siempre son cuatro jugadores en cancha. Por lo tanto, no es tan pesado económicamente. Obvio, si te atrapa el deporte, de a poco, te compras tu paleta, tus pelotitas, tus zapatillas, tu ropa específica. Como en todo deporte”.
Por su parte, Adrián “Pelado” López, propietario de “Green Club de Pádel” de Villa Nueva, se mostró sorprendido por el auge de la práctica de este deporte en la actualidad: “Para mí, es una revolución. Es furor. No hay chances. Tengo que aclarar que no me iba mal antes de la pandemia, pero ahora, todos los deportistas que realizan una disciplina colectiva como el fútbol, hockey sobre patines, hockey césped, rugby, básquet, etc., se volcaron al pádel. Es el único deporte que se puede practicar fuera de lo que es el entrenamiento”.
Sobre cómo funciona su complejo con el tema turnos y costo de cancha, contó: “Desde las 18 hasta las 23 horas de lunes a viernes, tengo todos los turnos fijos. Es decir, no tengo canchas. Desde las 14 hasta las 18, hay mucho movimiento, pero alguna cancha, siempre hay disponible. Los sábados, todo alquilado. Por eso, la pandemia ha sido clave para este crecimiento”.
A lo que agregó: “Pero hay una cuestión que es clave: al pádel lo puede jugar cualquier persona. No hay impedimento de talla, peso, preparación física ni conocimientos previos. Entrás, jugás, te divertís y de inmediato uno empieza a aprender a jugar. Con respecto al costo, la hora y media te sale 600 pesos. Tanto de día como de noche. Y nosotros te prestamos todo: paleta, pelotita, etc.”
Controles todas las semanas
Debido a la cantidad de gente que se encuentra en una cancha de pádel al término de un turno y al ingreso de otros, muchos complejos han recibido denuncias de los vecinos. Por esta razón, los inspectores municipales y la Policía visitan los complejos de manera constante.
Adrián López explicó: “La gente que juega al pádel respeta muchísimo el protocolo. Es muy consciente de la situación. Por ello, entre los turnos, cinco minutos antes de la finalización, se avisa con tiempo y se termina el ‘game’ y chau partido. De inmediato, desinfectamos nosotros la cancha y justo en ese momento, sacan los autos los jugadores que terminan e ingresan los suyos los jugadores del próximo turno”.
Y añadió: “Al tener cuatro canchas de cuatro jugadores, se genera un movimiento de 32 autos en 10 minutos. Los vecinos denuncian estas situaciones, llegan los inspectores, controlan que se cumpla el protocolo sanitario, y continúa la acción. No hemos tenido problemas de ningún tipo hasta el momento”.
Testimonios de jugadores aficionados
Marcelo Escalona, de 48 años, jugador que supo brillar en la primera de básquet en Andes Talleres y UNCuyo, juega al pádel con un grupo de amigos del Barrio La Bajada en el complejo Green y al respecto explicó: “Más allá del pádel, es maravilloso la camaradería que se genera entre todos los jugadores. Muchos conocidos, otros que nunca vi en mi vida y con otros vas construyendo una amistad semana a semana. En mi caso particular, mi amigo de toda la vida, Carlitos Nora, me invitó a jugar con su grupo del barrio. Alquilamos el complejo Green los martes y jueves de 19.30 a 22. Las cuatro canchas. Arranca la semana, se anotan los que van a ir a jugar y se sortean las parejas. Y así jugamos toda la semana. Es más, algunos fanáticos, ya le metieron los días sábados a la siesta. Uno aprende a medida que juega y se perfecciona. Pero, lo mejor del pádel, insisto, es su ambiente y su amistad”.
Matías Ligutti, arquero de fútbol, estudiante de Educación Física (le quedan 5 materias para recibirse), juega al pádel dos o tres veces por semana con sus compañeros de club (ATSC) o amigos de otros clubes: “En este momento, me animo a decirlo, es un sueño practicarlo como deporte. Me encanta. Y me atrapó. Jugamos dos veces por semana en el complejo De volea o en el Ombú. Generalmente vamos a jugar con mis compañeros y amigos del club: Matías Brandi, Bruno Zandanel y Federico Arnold. También suelo ir jugar con Gonzalito Mut y Luciano “Cheche” Sánchez, jugador de Independiente Rivadavia. Nos divertimos. Eso es lo principal”.
Con respecto a cómo observa la organización de la actividad ante esta pandemia, apuntó: “Es realmente espectacular, el orden, la limpieza y cómo te hacen respetar el protocolo sanitario tanto los dueños de los complejos de pádel como los propios jugadores. Admirable”.