Diego Veronelli fue un ex tenista profesional, actualmente coach y que hasta hace un tiempo dirigió los entrenamientos de la puertorriqueña Mónica Puig, medalla de oro en Río 2016. A lo largo de su carrera tenística, el argentino Veronelli alcanzó una final de dobles en un torneo ATP y alcanzó sus mejores posiciones en 2004, cuando apareció Nº 165 del mundo en singles y Nº 171 del mundo en dobles.
En la actualidad, el tenis argentino, se emociona y disfruta con la película de Guillermo Vilas y su lucha incansable por ser reconocido como el número 1 del mundo en 1977, a partir de estadísticas únicas del periodistas Eduardo Puppo.
En twitter, Diego Veronilli entró accción. En un hilo multitudinario dónde explicaban porque Willy Vilas es el número 1, el coach, contó una una ayuda que recibió de Vilas en su etapa como jugador en el 2003. En la red social, contó su experiencia con el ídolo argentino: “Flaco, ¿querés que te dé una mano? Corría el verano de 2003 y yo estaba sin entrenador, cuando Guillermo Vilas se cruzó en mi camino. Al otro lado del alambrado, en una de las canchas del club que llevaba su nombre, Willy advirtió la situación”.
Diego Varonelli, continúo con su relato y compartiendo su experiencia única e inolvidable: “Sin dudarlo un instante, Se metió en la cancha y empezó a ayudarme a modo de sparring/coach (a el también le gustaba jugar por el simple hecho de pegarle a la pelota. Después de varios días de valiosos consejos, viajé al torneo y me pidió que siguiera en contacto, cosa que así hice. No solo para agradecerle, sino para seguir pidiéndole consejos. Acá la prueba del por qué es un número 1. Me los guardé como un tesoro bajo llave y hace poco decidí compartirlos públicamente. Hoy lo hago de nuevo”.
EL MAIL COMPLETO DE VILAS:
“Flaco, no lo conozco al francés. Estás jugando de 10, no tomes riesgos innecesarios. Tomá seguridad. Cuando te la veas mal, jugate consciente y apuntá. Que no sea un lance. Hoy sos un jugador completo y podés realizar cualquier tiro. Los riesgos los podés controlar. Sabés el riesgo que tomás, pero si sabés que no hay otra, tomalo decidido. Es eso o nada. No tomes riesgos si sabés que con dos tiros más vas a ganar igual el punto. Los riesgos se toman cuando no queda otra. Si los tomás así, los riesgos se incorporan a tu juego. Lo que ayer era un riesgo, hoy es un tiro que manejás con aplomo. Tenés demasiado juego y respondés a las exigencias. No porque juegues bien hagas demasiado para ganar. No pierdas ningún punto. No juegues para el público. Nunca pienses que has ganado. Nunca pienses que has perdido. Nunca pienses que es difícil o fácil. Pensá en lo que tenés que hacer. Hacelo lo mejor que puedas. Aplicá lo que te parezca correcto. Realizá los golpes como si cada uno te abriera un nuevo mundo mejor. Sé humilde. Sé sincero. Sé fuerte. No seas duro contigo mismo. No te alabes. Escuchá tu consciencia. Aplicá y resolvé. Guardá lo bueno y sacá lo malo. Sin contradicciones. Sin reproches. Claro, lúcido y sin parar por un instante. Todo es bueno si te deja algo. Hoy sirve para el futuro. El futuro no sirve para hoy. Suerte, Gullermo”.