A pura jerarquía, apoyado en los puntos de Arancibia y Francese, Rivadavia Básquet plantó la bandera del campeonato ante un Atenas que nunca se dio por vencido y que recién cuando el reloj marcó los quince segundos finales bajó los brazos.
En una demostración de guapeza y coraje, ambos quintetos mostraron lo mejor del básquet mendocino.
Más de 4 mil personas eligieron postergar citas y actividades previstas para acompañar la definición de la Superliga mendocina, donde el Naranja expresó su deseo de revancha, tras haber perdido a manos del Apache el título en la temporada anterior.
Con Fernando Ronco como padre de la criatura, Rivadavia Básquet supo ordenar un equipo con mucha juventud y talento para decidirse a buscar el torneo doméstico, encolumnados detrás de una dirigencia que reconoce en sus hinchas el principal combustible para seguir construyendo. Es que el departamento de Rivadavia respira básquet y el gran desafío de tener al Hueso en el banco de suplentes tuvo su premio.
La primera parte del torneo fue con muchos juveniles en cancha, con algunos inconvenientes para llegar a la definición, por lo que tuvo que apostar a la reclasificación con jugadores que venían de disputar la Liga Argentina, arrasando ante rivales mejor ubicados en la tabla general de la competencia.
¿El mejor partido del torneo? El juego definitorio ante San José, como visitante, donde demostró su verdadero ritmo, con un poderoso recambio y jugadores determinantes en defensa: Trejo, Underwood y Adaro. Además, la conducción de Sampaulise fue determinante por visión y dinámica, acompañado del talento natural que exhiben Arancibia y Francese, además de Cravero, un pibe con destino de Liga Nacional.
“Que de la mano, del Hueso Ronco...”, cantaban los hinchas en la previa. Mucha razón tenían. Hijo dilecto de la casa Naranja, comprende como pocos el sentimiento y la felicidad de alcanzar el título. Ahora, desde el otro lado de la línea.
Los puntos altos del campeón
Stéfano Arancibia. Fue de menor a mayor y ganó su primer torneo en Primera División. El escolta apareció en los momentos más calientes del duelo y mostró temperamento y goleo.
Guido Francese. Fue elegido por la Federación Mendocina como el MVP de la definición. Letal por su goleo y presencia, fue clave en los minutos finales cuando el Apache intentó la recuperación.
Abel Trejo. Chiquito venía de un esguince de rodilla y no pudo estar en cuartos y semifinal. Se hizo dueño del tablero y fue la punta de lanza de un equipo con sentido de pertenencia.