La llegada de Lionel Scaloni a la dirección técnica del seleccionado argentino rompió con uno de los códigos silenciosos del fútbol: aquel que marca que todo integrante de un cuerpo técnico se va cuando la cabeza del grupo deja su lugar.
Eso no pasó cuando Jorge Sampaoli, peleado con todos los referentes del plantel que afrontó el Mundial de Rusia 2018, se marchó después de la eliminación con Francia en los octavos de final y de una actuación general al borde del papelón.
Scaloni aceptó dar una mano para el torneo de L’Alcudia ese mismo año cuando sonaban los nombres de Diego Simeone y Mauricio Pochettino para hacerse cargo del ciclo rumbo a Qatar 2022.
Scaloni, sin experiencia como entrenador principal, perfilaba para quedar en la Sub 20, especialmente después de ganar el título en L’Alcudia con victoria sobre Rusia en la final.
Después de festejar junto a Pablo Aimar -también hoy su mano derecha en la mayor- sonó el teléfono: Claudio “Chiqui” Tapia , presidente de AFA, le pidió si podía dirigir dos amistosos del seleccionado contra Guatemala y Colombia.
La aceptación tuvo como condición: poder regresar a la Sub-20 después. En su primera convocatoria, de lo que hasta ese momento era un interinato, Scaloni jugó fuerte y dejó de lado a Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Ángel Di María, Nicolás Otamendi y Éver Banega. Otro que no participó fue Lionel Messi, que le pidió para descansar.
En esa primera lista sí estuvieron Franco Armani, Marcos Acuña, Germán Pezzella, Nicolás Tagliafico, Leandro Paredes, Giovani Lo Celso, Lautaro Martínez, Paulo Dybala, Ángel Correa y Exequiel Palacios, también presenten en la última convocatoria.
El debut fue con un 3-0 contundente sobre la débil Guatemala el 9 de septiembre de 2018 y luego sobrevino un empate en cero ante Colombia, ambos partidos en Estados Unidos.
El tiempo pasó, en ese mismo 2018 se jugaron otros cuatro amistosos (4-0 a Irak, 2-0 a México en dos ocasiones y caída 1-0 con Brasil). Terminó el año y Argentina continuaba con Scaloni en el banco y la Copa América 2019 a la vuelta de la esquina.
Tal vez allí estuvo el golpe de suerte para Tapia: la negativa de los técnicos de mayor renombre le abrió una oportunidad definitiva a Scaloni, que tuvo siempre el apoyo del máximo dirigente, incluso tras una dura caída con Venezuela (3-1) en Madrid en marzo del 2019. Ese día volvió Lionel Messi a la Selección.
A los pocos meses, en la Copa América de Brasil, la “Albiceleste” se tomó revancha de la “Vinotinto”, al eliminarla de los cuartos de final (2-0) en un partido que, con vista al pasado, tuvo un tinte fundacional. Ese día, con goles de Lautaro Martínez y Lo Celso, se metió en la semifinal para jugar con Brasil.
El equipo local, sin Neymar, lo dejó afuera (2-0) en un encuentro lleno de polémicas por penales no dados a la Selección. Aquella fue la última derrota de Scaloni y compañía, que hoy ostentan un invicto de 25 partidos, a ocho de la mejor racha de imbatibilidad que es propiedad del equipo de Alfio Basile (1991-1993).
Después de terminar tercero, el equipo completó el año con buenos rendimientos en seis amistosos, entre los que se destacaron un empate con Alemania (2-2) con remontada, goleadas a México (4-0) y Ecuador (6-1) y una victoria frente a Brasil (1-0).
La pandemia mantuvo al seleccionado inactivo hasta octubre de 2020 cuando inició su camino en las Eliminatorias Sudamericanas rumbo a Qatar, ya con una química entre cuerpo técnico y jugadores que tuvo su máxima expresión con la conquista de la Copa América 2021, título que cortó una sequía de 28 años.
La concentración y la rígida burbuja sanitaria que el plantel mantuvo durante 50 días para la conquista del primer título de la era Messi fermentó el sentido de pertenencia que configuró lo que hoy los hinchas argentinos llaman con orgullo La Scaloneta.
“Es una expresión que tiene un significado de sentido de pertenencia. Por eso yo le digo siempre a los muchachos que disfruten de jugar porque quizá sea un hecho que nunca más puedan vivir”, expresó el DT responsable del fenómeno.
Argentina es hoy un equipo que juega con alegría y con la liberación de haber terminado con el estigma de las finales perdidas desde los ciclos de Marcelo Bielsa a Gerardo Martino. A ello le sumó confianza, aplicación táctica, entendimiento de la estrategia, calidad individual y funcionamiento colectivo. Con eso marca la diferencia y un firme paso hacia Qatar.
A los jugadores les fascina compartir la vivencia del seleccionado, más allá de los partidos. Así lo expresan en las redes sociales y puertas adentro en el predio de Ezeiza. Se extrañan cuando no se ven, como el día que Messi se levantó y les escribió en Instagram que “nadie” estaba para el mate.
Ese combo virtuoso se traslada a los hinchas, los contagia, los lleva a agotar entradas en cuestión de horas para ver al equipo en la cancha, algo que sólo ocurrió con el seleccionado de Alejandro Sabella que fue subcampeón del mundo en 2014.
El seleccionado responde con victorias, con actuaciones convincentes y con mucho compromiso, liderado por un Messi que expresa una felicidad nunca vista en su larga historia con la “Albiceleste”.
Los resultados mandan y lo sabe Scaloni, que también reconoce que los históricos se quitaron un peso de encima y los nuevos allanaron el camino a futuro con la vuelta olímpica en Brasil.
La Scaloneta funciona, marcha y viaja sin asientos vacíos hacia Qatar 2022 con un rumbo tranquilo. La ilusión es tan grande como el desafío que le espera en un año.