No es fácil decirle no a una Selección Argentina para buscar la felicidad. Esa fue la decisión de Soledad Tenzi, ex jugadora y entrenadora de la Selección nacional de tenis de mesa, que encontró su plenitud como deportista en el softbol.
Tenzi jugó en Nacionales con la borravino, estuvo en Sudamericanos con la albiceleste, Iberoamericanos, Circuitos Mundiales y fue a un Mundial de mayores como entrenadora. Pero el alto rendimiento y sus logros no fueron lo que la llenaron como persona y deportista, siendo que sus 36 años aún no significan ser límites para su desarrollo.
Según contó a Los Andes, “a cada edad deportiva la viví con una intensidad diferente. Hoy no entreno para estar en el seleccionado, pero siempre quiero mejorar aunque juegue un torneo entre amigas”, reflexionó.
Y agregó: “Creo que lo que me hizo dejar de jugar al tenis de mesa a los 16 años por más que me iba bien fue que dejé de sentirme plena. Fue una lástima porque hubiera llegado un poquito más lejos, pero seguí mi instinto y no me arrepiento”.
Comenzó con el deporte desde muy chica y lo único que tuvo siempre en claro fue un camino de aprendizaje constante. Jugó al tenis, al básquet, después continuó como señal del destino con el tenis de mesa y el handball, y de adulta encontró su espacio en el softbol. Actualmente es profe de Educación Física y a sus 36 años hizo un recorrido de su vida deportiva, para entender más por qué eligió un deporte que no es exitoso ni popular en la provincia.
“Desde muy chica amé hacer deporte y jugar. Pasé por el tenis y el básquet en el Club Pacífico. Y un día, con 9 años, yendo del tenis a la cancha de básquet cayó del cielo (literal) una pelotita de ping pong. Subí a devolverla y me vi allí, descubriendo una pasión que no había sentido. Me acerqué, le pedí una paleta a un amigo y me puse a pelotear. El entrenador se acercó y me invitó a seguir practicando”, expresó Tenzi, analizando que siempre tuvo dos deportes en su vida, uno individual y otro colectivo.
La profe luego contó que dejó el tenis y posteriormente el básquet, por el ping pong. “Al año jugué un torneo nacional de tenis de mesa y salí primera. Después me fui a Regatas. Jugué en la selección argentina desde los 11 hasta los 16, salí campeona nacional en todas las categorías menores y también desde los 12 jugué en la selección de mayores”.
Acostumbrada a dos actividades, “empecé con handball a los 14 años, también en Regatas. Fui a ver un partido de mi hermana y faltaba una jugadora. Me invitaron y me quedé. Fueron años hermosos con un equipo espectacular que ganamos en cadetes, juveniles y primera, e integré la selección mendocina”, relató.
Hasta que Matías Alto la llamó un día para formar parte de su cuerpo de entrenadores en el club del Lago y un par de años después integró el del seleccionado mendocino para dirigir el equipo que logró la hazaña: ganar el campeonato nacional, algo que nunca antes había sucedido. “Fue maravilloso”, dijo.
Pero faltaba algo más.
“Cuando cursaba Softbol en el IEF (Instituto de Educación Física) tuve de profe a Chela Villalobos. Nos invitó a armar un equipo, pero no prosperó. Después de muchos años me reiteró su invitación y me sumé a “Las Rayadas”, un histórico de este deporte en la provincia. Hace cinco años que estoy en el softbol y sigo enamorada”, contó la ex jugadora de tenis de mesa pero que aún lo enseña en Regatas.
-¿Qué diferencias en cuanto a sensaciones podés abstraer de estos dos deportes?
-El tenis de mesa es muy duro. Las derrotas son tuyas y los triunfos solitarios. Aunque Mendoza tiene algo hermoso que es la formación de grupos. Sigue siendo individual a la hora de jugar pero afuera los chicos son amigos y compañeros. Y eso está buenísimo. En cuanto al handball o softbol, el deporte de equipo es grupo, compañerismo, es un todo hermoso. Y Las Rayadas en particular, es magia. Ojalá todas tengas unas Rayadas en sus vidas.
-¿Qué tienen de particular Las Rayadas?
- Son energía positiva todo el tiempo. Alegría, compañerismo, te enseñan, te cuidan. Son apasionadas y te contagian. Pero el softbol puntualmente es un deporte que puede jugarlo un nene de 10 con una persona de más de 60. Incluye e invita.
-¿Y si tuvieras que definir qué une todos los deportes en vos? ¿Cómo sería?
- El deporte para mi es superación, es afrontar algo más aunque te mueras de miedo o te coman los nervios. Es precisión, es disciplina, es control. Es una necesidad de ser mejor. Tenés derrotas y tristezas, pero es como la vida misma. Lo que no hay que olvidar es que el deporte es un juego. Y amo aprender jugando.