Se ve en la cancha y también lo reflejó el propio Martín Demichelis después de la derrota con Huracán: los problemas de River no se solucionarán por el ingreso de un jugador puntual o la salida de otro, sino que tiene que ver con una cuestión colectiva. Sin embargo, está claro que algunos rendimientos individuales están contribuyendo a que el todo no funcione con fluidez como en otros momentos. Y el ejemplo más claro, por lo importante que ha sido a lo largo del ciclo de Martín Demichelis, es el de Esequiel Barco.
En un presente inestable del equipo en general, el mediapunta dejó atrás quedaron aquellas gambetas que abrían defensas, esos golazos de media distancia y ese jugador incisivo que puede decirse que sin dudas era uno de los predilectos del entrenador. Y aunque deben ponerse en contexto, las estadísticas en este caso lo demuestran: apenas convirtió un gol en los últimos 30 partidos.
La última vez que logró llenar la red data del 11 de noviembre de 2023, más de cuatro meses, cuando abrió la cuenta picándosela a Jorge Broun en lo que terminó siendo derrota de River por 3-1 en la visita a Rosario Central por la Copa de la Liga.
Aunque el gol no es una tarea “obligatoria” como si se le atribuye a un nueve, por su tinte ofensivo, lo que venía aportando y su condición de ser uno de los jugadores más desequilibrantes del futbol argentino, los números de Barco son elocuentes y preocupantes.
También es cierto que, en la vereda de las cosas positivas y que no pueden pasarse por alto, en este lapso de tiempo en el que no exhibió su mejor versión igualmente aportó varias asistencias que fueron claves para que el Millonario pudiera sumar de a tres; en concreto, en las doce fechas que van de la Copa de la Liga repartió seis pases gol, un promedio elevado.