Tiempo de revancha del 2018: la pragmática y eficaz Francia será rival de Argentina en la final

Al campeón del mundo le costó superar la resistencia de la entusiasta Marruecos, que lo dominó en varios pasajes. Su gran mérito fue pegar en los momentos justos. Sin Rabiot y Upamecano (engripados), el equipo de Didier Deschamps mostró algunas debilidades que la Scaloneta puede aprovechar y vengar la eliminación de Rusia. 

Tiempo de revancha del 2018: la pragmática y eficaz Francia será rival de Argentina en la final
Francia finalista de la Copa del Mundo al ganarle a Marruecos 2-0 y el domingo enfrentará a Argentina.

No le importan demasiado las formas. Si tiene que poblar su área con 8 jugadores o retroceder por completo detrás de la línea de la pelota, Francia lo hace sin ponerse colorado. El de Deschamps es un equipo al que no le interesa demasiado ser protagonista desde el control de la pelota. Al contrario, impone su supremacía por obra y gracia de los detalles. Por esto, el equipo del capitán del campeón en 1998 está otra vez en la final. Como en Rusia, hace poco más de cuatro años. Claro que esta vez estarán enfrente Messi y la Scaloneta, con todo lo que ello significa.

Al igual que Argentina, Francia es un equipo que tiene una gran capacidad para adaptarse a lo que pide el partido. Te hace creer que tenés el control del partido, pero en realidad lo tienen ellos. Hace que el rival maneje la pelota en el terreno que Francia quiere y sale rápido en contraataque cuando recupera. Es un camaleón. Te lleva a un color y después te lo cambia.

Ni las bajas de último momento (Rabiot y Upamecano, engripados) lo hicieron fracasar en lo colectivo. Porque, sin ser brillantes ni mucho menos, Konaté y Fofana cumplieron con creces.

Pegó de entrada Francia y eso lo favoreció: movió el balón de lado a lado, fue clave el desmarque de Antoine Griezmann, y mucho mejor la definición de Theo Hernández con un recurso genial de tijera, aunque no estaba ahí de casualidad. Se sabe, el costado izquierdo es para él. Y el derecho, para el velocísimo Dembélé.

La potencia de Mbappé a pleno en cada ataque de Francia (AP)
La potencia de Mbappé a pleno en cada ataque de Francia (AP)

El ordenamiento defensivo de Marruecos comenzó 5-4-1, pero hubo mucho cambios de posición, con diagonales del bueno de Ziyech para dejarle el carril a Hakimi. Francia no te presiona presiona el primer pase.

Olivier Giroud lo pudo haber liquidado con ese zurdazo que devolvió el palo. Y el impetu africano casi tiene su premio sobre el filo de la etapa. Pero entre Hugo Lloris y el palo evitaron el 1-1.

Marruecos salió con otro esquema al segundo tiempo: el 4-2-3-1 achicando casi hasta la mitad de la cancha hizo recordar bastante el complemento de Arabia Saudita frente a Argentina. Con el calvo Amrabat como eje de la distribución del balón, el elenco africano dominó a Francia, jugó en campo adversario y merodeó en varias oportunidades el área francesa.

Francia replegó (hasta Mbappe bajó detrás de la línea de la pelota) y apostó a que le quedará una contra para liquidar el partido. Sin embargo, pocas veces la figura del PSG logró sortear la escalonada marca de Hakimi, Amrabat o el voluntarioso Ziyech, un jugador de toda la cancha.

A tal punto Marruecos manejaba el trámite qué Deschamps sacó a Giroud (puso a Thuram) para dejar a Mbappe como punta de lanza y para que el pelado número 4 de Marruecos no tuviese tanta libertad para manejar la mitad de la cancha.

El negocio de Francia era dejar que pasaran los minutos, mientras tanto Griezmann hacía gala de su tremendo espíritu solidario al servicio del equipo. Cuando había riesgo de inferioridad numérica, Antoine acude siempre como bombero para apagar incendios. Hace lo que el equipo necesita.

El ingreso de Thuram le vino bien a “Les Blues” para bajarle el ritmo a un valiente y atrevido Marruecos. El hijo de Liliam generó un par de faltas cerca de área y también se asoció con Fofana en una jugada que pudo ser el 2-0.

El momento de dominio y sometimiento de Marruecos había pasado porque no disponía del revulsivo que significaba Boufal, un argumento importante en ataque con su gambeta y uno contra uno, pero el DT Regragui decidió sacarlo, al igual que a inexpresivo En-Nesyri, absorbido por los centrales franceses.

Pero si algo tiene Francia es que se le caen los goles del armario. En una ráfaga, cuando menos se lo espera, te liquida. Bastó que Mbappe mostrara su enorme capacidad de resolución en espacios reducidos para sacarse la marca adentro del área y tras un remate que buscaba arco y se desvió levemente en un rival, la pelota le quedó servida a Kolo Muani (con la 12 de Thierry Henry) para el 2-0. Asunto liquidado.

El amor propio de Marruecos en los minutos finales del partido era merecedor de un descuento que no llegó por esas cosas del fútbol. Por esos famosos detalles vinculados a la jerarquía individual y colectiva que hacen que un equipo esté en la final por segundo Mundial consecutivo (algo que no pasaba desde que Brasil lo logró en 1994 -1998-2002) y que el otro deba jugar por el tercer puesto el próximo sábado. Méritorio para la “Magrheb”, por cierto. Más allá de ella tristeza y la desilusión, hay que sacarse el sombrero y aplaudir como lo hicieron propios y extraños después del partido sal elenco de Regragui porque no deja de ser una actuación histórica para el continente, el mundo árabe y, por supuesto, para Marruecos. Primer semifinalista africano de toda la historia de los mundiales. Y ahora va por el podio. ¡Chapeau!

Francia demostró que es un equipo vulnerable, que por ahora se dobla pero no se quiebra (Túnez lo logró en fase de grupos, pero “Le France” puso suplentes) y que siempre tiene una respuesta defensiva para tapar los huecos. Marruecos le llegó bastante, casi siempre por las bandas y no pudo sacar provecho de esa sitaución. Claro está, otra hubiese sido la historia si los marroquíes tuviesen a un goleador de jerarquía.

Si la venganza es un plato que se sirve frío, Argentina y Messi saben que llegó el momento de tomarse revancha de la eliminación de hace cuatro años y medio. Y de tocar el cielo con las manos...

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