Tenía que ganar y lo hizo. A esta altura del torneo, poco importan las formas. La semana previa fue un hervidero en Las Heras. A la polémica salida del Cachorro Abaurre (ninguna de las partes quiso dar precisiones sobre lo que sucedió), le siguió una marcha atrás por parte de la Comisión Directiva, quien decidió darle continuidad al entrenador, a dos fechas del final de la temporada y con el equipo en puestos expectantes. Fue un acierto. Porque el equipo pareció acusar el cachetazo de lo sucedido en calle Olascoaga y salió a jugar con el cuchillo entre los dientes ante un débil Sportivo Peñarol, ya descendido y con múltiples chicos “de la casa” en el once inicial. Sin embargo, para evitar que la falta de presión fuera un factor anímico en el local, el Globo ahogó a su rival en el comienzo y muy pronto se encontró arriba en el marcador. Bruno Barrionuevo, sobre los 10 minutos, acertó en una de las primeras aproximaciones de la visita y desató un festejo que se extendió hasta Las Heras, donde un grito unánime sirvió de desahogo a tanta tensión.
Sin embargo, ser de Huracán Las Heras exige una cuota de sufrimiento que no es para cualquiera. Porque apenas 7 minutos después, a los 17, para ser exactos, Gil Casares encontró un regalo de frente al arco rival y no perdonó. Todo como al principio y viejos fantasmas sobrevolando el Ramón Pablo Rojas, en el departamento de Albardón, en la vecina provincia. Máxima tensión, poco marge de error y un Globo que se debatía con sus propios nervios para intentar encaminar otra vez el juego, que hasta ese momento le había sido favorable. Como si fuera poco, Martín se pasaba de rosca y se iba antes a los vestuarios en el local. Otra vez a pedir de Huracán LH el duelo, aunque el local cerraba espacios y costaba el pase final. Y lo que no llegó de jugada, tuvo que ser de pelota parada. Peñaloza le puso tiza a su botín derecho y Pérez nada pudo hacer para evitar una nueva caída de su valla. Fue el cachetazo final para el elenco sanjuanino. Porque aún con un tiempo por jugar, ya no iba a encontrar los caminos para volver a sonreír.
El complemento fue de lucha y corte, donde el Globo mostró más jerarquía y una sensación de haber sorteado el bajón anímico que le impidió ganar en sus últimos dos juegos.
Ahora está de nuevo en carrera, en zona de clasificación a la próxima fase y cerrará la Primera Fase en calle Olascoaga, donde suele tener mejor efectividad que cada vez que tuvo que actuar como visitante.