La postal era desoladora: alrededor de 200 personas, la gran mayoría de padres con sus hijos llorando o indignados, tratando de entender porqué rebotaban esas entradas que eran el boleto a la felicidad absoluta. La secuencia sucedió en la esquina de Avenida Udaondo y Avenida Figueroa Alcorta. El grupo no pudo sortear el último de los controles porque el molinete le señalaba que la entrada era inválida.
Esas 200 personas que esperaban alguna respuestas son oriundas de Tandil. Compraron el ticket con la filial de River de la ciudad bonaerense; pagaron alrededor de 70.000 pesos por persona. El viaje -salieron a las 6 de la mañana- venía con el boleto para la Sivori Alta. “El chico que las vendía venía en uno de los micros, así que entendemos que él también es víctima de la estafa”, afirmaron.
Es verdad que varios policías y gente de la AFA se acercó al lugar para intentar solucionar el problema. O para explicar. La realidad es que la entradas eran truchas y el funcionario de la AFA se los fue mostrando uno por uno. Los tickets no tenía marca de agua (el hombre se los evidenciaba activando un láser) y se despintaban cuando le pasaba la uña por arriba. Para demostralo, realizó el mismo movimiento con una entrada legal.
Claro que los de Tandil no fueron los únicos: otros dos micros de Mendoza y uno restante de Entre Ríos corrieron la misma suerte: todos los viajantes tenían entradas falsas.
Eduardo, del departamento de San Martín, dialogó con Los Andes en la estación de servicio próxima al estadio MÁS Monumental, donde estaba esperando al hijo menor de 17 años (quien sí pudo entrar) y explció su nefasta experiencia: “Compré una entrada a través de una Peña en Mendoza. Tonga se llama el chico que era el contacto acá en Buenos Aires. En Mendoza, el contacto era en uno de los Persa (locales 50 y 51), donde había una chica que se llamaba Melisa. Fuimos, hice la transferencia, me dio un recibo. Después nos dijeron que las entradas, nos las daban acá en Buenos Aires. Yo me vine en avión, entonces esperé los colectivos. Reparten las entradas y les queda una sola entrada. De los 50 que venían en el micro, uno sólo pudo entrar y fue mi hijo. Entró. Estoy preocupado, porque esta sólo. Es menor. Esto es lo que me pasó realmente”, explicó uno de los mendocinos estafados.
Unas horas más tarde, después de que esta nota saliera a la luz, el propio Eduardo se comunicó con Los Andes para explicar que el contacto de Buenos Aires les habían devuelto el dinero. “La gente de acá de Mendoza está devolviendo el dinero. A mí y a otros chicos que estábamos ahí nos han devuelto la plata. En mi caso me hicieron una transferencia. Es más, convocaron para el lunes a las 15 a otras personas para devolver el dinero”, expresó.
Sobre la Avenida Udaondo, a metros del Monumental, funcionarios fiscales recibían denuncias de entradas falsas y de robos de celulares. “Tenemos entendido que son muchas las entradas truchas”, explicaron.
La primera postal del día ya había regalado un aviso: una familia integrada por padre, madre y dos hijos tuvieron la ilusión de ser los primeros en ingresar al estadio. Pero el molinete les dijo que no.
Al menos hasta las 18, no se habían producido grandes incidentes, más allá de los que gritos de los perjudicados. El operativo de seguridad fue celoso: a 20 cuadras del estadio ya se podían observar a agentes de la policía en cada una de las esquinas. Así, no aparecieron los trapitos ni revendedores de entradas. También fueron demoradas algunas personas que intentaban vender camisetas, gorros y banderas de la Selección.
Vale recordar que el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Seguridad bonaerense y el personal de la Asociación del Fútbol Argentino trabajaron para armar, según sus palabras, un operativo sin precedentes, con 1.600 policías y 1.000 efectivos de seguridad privada.