Cada vez que Agustín Rossi ataja un penal, como sucedió la última noche en Brasil frente a Corinthians por la Copa Libertadores, las redes sociales de Boca explotan con elogios y comparten siempre el mismo meme: una foto del arquero con el buzo de entrenamiento y unos llamativos lentes.
El guardián azul y oro no utilizó esos anteojos negros con el fin de cuidar su look y estética, sino que lo hizo para cumplir el año pasado con los trabajos específicos dictados por Fernando Gayoso, uno de los integrantes del cuerpo técnico que más potenció sus virtudes y mejoró sus debilidades con los guantes puestos.
Las gafas que cubrían los ojos de Rossi no eran de sol, sino estroboscópicas. Justamente un dispositivo que, a través de sus estímulos, perfeccionó su reacción, coordinación, reflejos y también su visión panorámica.
Si bien actualmente ya no realiza ningún ejercicio con los lentes puestos, a mediados del 2021 era común verlo junto a su compañero Javier García plantado sobre la línea del arco, aunque de espaldas a la cancha, para segundos más tarde darse vuelta y atajar un potente remate.
Las gafas estroboscópicas que usó Rossi ocultan parcialmente la vista, parpadean un poco y eso permite acelerar la velocidad de reacción. Incluso, cuanta menos luz natural haya, el cerebro potencia su trabajo. Y eso fue clave para el arquero surgido de Chacarita, que levantó notablemente sus rendimientos en el arco de Boca y se convirtió en un verdadero especialista en los penales.