Una pasión que se lleva en la piel: las increíbles historias de los coleccionistas de camisetas deportivas en Mendoza

Cuatro fanáticos le contaron a Los Andes los detalles de este ‘tesoro’ que, muchas veces, no cabe en un placard. Las primeras, las más queridas, las insólitas y qué harían si alguna vez un millonario se las quiere comprar.

Una pasión que se lleva en la piel: las increíbles historias de los coleccionistas de camisetas deportivas en Mendoza
Juan Manuel Martínez, periodista deportivo y coleccionista de camisetas de fútbol. Tiene para todos los gustos. / Ignacio Blanco - Los Andes

En las últimas horas se hizo viral la venta de la camiseta azul que utilizó Diego Maradona en el partido ante Inglaterra en el Mundial México 1986. La compró, a cambio de casi 9 millones de dólares, un coleccionista de Medio Oriente.

Esa “enfermedad” por tratar de tener las mejores camisetas no deja afuera a Mendoza y acá hay cuatro periodistas que invirtieron tiempo y dinero en conseguir las casacas más extrañas o representativas.

De tener todas las camisetas de un club o cambiar una casaca de un equipo de Finlandia en el Mundial de Rusia hasta recorrer un pueblo para conseguir la camiseta de un club que juega en una liga regional… todo eso pasaron los protagonistas de esta historia.

Entre Fernando Martínez, Lucas Burgoa, Gustavo Villarroel y Juan Manuel Martínez tienen más de 800 camisetas de diferentes clubes de fútbol. Impresionante.

El canjeador de camisetas en Mundiales y Juegos Olímpicos

Juan Manuel Martínez es un tipo que vive y respira deporte, pero el fútbol es su mayor pasión y eso lo demuestra en las historias que tienen cada una de las camisetas que colecciona.

El “Cabezón” se alejó del periodismo para ocuparse del negocio familiar y así poder trabajar firme durante cuatro años para poder viajar a los diferentes Mundiales o Juegos Olímpicos.

Hincha de Godoy Cruz desde muy chico, su pasión por las camisetas comenzó temprano: “El tema de tener y coleccionar las camisetas empezó siendo chico, con el equipo de Godoy Cruz del Regional 94. Yo estaba por cumplir 7 años y volví locos a mis viejos pidiendo la camiseta del ‘Cachorro’ Abaurre. Era la famosa de ‘Moretti Deportes’, mi viejo la consiguió y peregrinó por varios lugares para que le imprimieran un 9, algo que no era tan fácil de conseguir como ahora. Desde esa casaca ya no hubo cómo parar”, contó.

Juan Manuel le mostró a Los Andes su impresionante colección de camisetas deportivas. / Ignacio Blanco -  Los Andes
Juan Manuel le mostró a Los Andes su impresionante colección de camisetas deportivas. / Ignacio Blanco - Los Andes

Juan Manuel, además de ‘enfermo’ del fútbol, es estudioso y conoce historias y equipos como pocos. Por eso no extrañó cuando contó cómo consiguió la camiseta más difícil: “Fui a Rusia, al Mundial y el día del gol de Rojo a Nigeria, en San Petersburgo, vi en el estadio a un finlandés usar una camiseta del club donde debutó Litmanen, el FC Reipas. Me le fui como loco y le pedí cambiarla por una réplica de la camiseta de Maradona del 86, la celeste y blanca. Dudó porque era fanático de Litmanen pero me dijo ‘No puedo decirle que no a Diego’ y me la cambió”.

Entre las más preciadas, el “Cabezón” tiene partido el corazón entre el Tomba y Maradona: “Las más importantes son las de la infancia de Godoy Cruz y las de Maradona son las que te tocan el corazón. Puntualmente la azul del Mundial 94 de Diego me conmueve por la belleza de la camiseta y por lo que representa, ese grito de gol ante Grecia... pero si aparece un árabe y me pone los 9 millones de dólares te vendo todo menos mí familia, jajaja”, cerró.

Juan Manuel Martínez, coleccionista de camisetas de fútbol. / Ignacio Blanco - Los Andes
Juan Manuel Martínez, coleccionista de camisetas de fútbol. / Ignacio Blanco - Los Andes

El amor por Andes Talleres

Gustavo Villarroel se crio dentro del club Andes Talleres. Allí vivió su infancia, adolescencia y adultez, pero además ya lo transmitió a su hija Agustina y a su mujer Laura, que son socias de la institución y sienten al Matador como su club de toda la vida.

“Pucho”, periodista de Los Andes, no sólo tiene un número impactante de las camisetas de fútbol, sino que también suma a su colección las de otras disciplinas: “Con las últimas incorporaciones que fueron del básquet femenino, dos del básquet masculino y las dos camisetas actuales del hockey sobre patines, la colección de camisetas asciende a las 190 de Andes Talleres Sport Club”.

Gustavo Villarroel, su hija Agustina y el amor incondicional por Andes Talleres. / gentileza
Gustavo Villarroel, su hija Agustina y el amor incondicional por Andes Talleres. / gentileza

Gustavo cuenta que su colección comenzó desde la cuna: “Desde que tengo uso de razón colecciono camisetas de Andes Talleres. Recuerdo caminar los pasillos del club. Por mi abuelo Pedro y mi viejo, Miguelo. Fanáticos del Matador. Es una pasión que heredé. Yo soy hincha de Talleres institución, no entiendo de disciplinas. Sólo colores”.

Para los coleccionistas, todas las camisetas tienen un valor sentimental y no económico. Y de eso Villarroel está muy seguro: “Todas son tesoros. No tienen valor. Una es muy especial y es de básquet porque me la regaló Cristian Gantus. Además, Bruno Zandanel me regaló una camiseta de cuando fuimos campeones anuales de Liga Mendocina después de 50 años, Pablo Garay, Rodrigo Martínez, Fede Pérez y Pablito Rodríguez de FUTSAL; Marcelo Inella y Matías Fernández, campeones de todo con el hockey sobre Patines del club”, dijo.

Y añadió: “Guardo con mucho cariño una camiseta que me regaló Matías Ligutti, hoy DT campeón pero en su momento era arquero que volvía después de una suspensión injusta, y otra de Claudio Silva y Neri Baieli, campeones Apertura 2011 de la Liga Mendocina”.

Entre las 190 camisetas que “Pucho” tiene en su poder, la más complicada de conseguir todavía no la consigue: “Me la prometieron, pero aún no la consigo. En el año 1993, Andes Talleres tenía una camiseta alternativa blanca con los rombos como la de Alemania 1990. De las alternativas, la más linda lejos. Un amigo del club, Pablo Busso, la tiene. Me la prometió. Sería un sueño cumplido”.

En relación a lo que pasó recientemente con la camiseta de Maradona, Gustavo asegura que no vendería una camiseta de su club: “Vender una camiseta que me regalan, imposible. Ojo, soy de comprar muchas. Me averiguo donde las hacen, con quién y voy a la fábrica y pido que me hagan una para mí. Sí colaboré durante mucho tiempo con el fútbol del club e hice camisetas para vender. Un día llegué a casa con 200 camisetas de fútbol. Teníamos que solventar los gastos de la indumentaria de un Torneo del Interior. Hoy estamos realizando algo similar con el básquet femenino. Una locura”.

¿Y si te ofrecen 9 millones de dólares por tu mejor camiseta?: “La vendo y hago tres grandes obras para el club: pasto sintético y luces led para la cancha de fútbol 11; un predio con una cancha profesional para cada deporte y hacemos otro tinglado para las canchas de fútbol, hockey sobre patines y básquet que están afuera del estadio. Todo con parquet”.

Un sabueso de camisetas que fue tendencia en Twitter

Lucas Burgoa es uno de los románticos del fútbol, un memorioso y curioso que se anima a estar todo un día en un pueblo preguntando para comprar una camiseta que le gustó de un club que juega un torneo regional. Eso es amor por el amateurismo…

Lucas tiene unas 200 camisetas y parece que el número seguirá creciendo: “Debo tener unas 200. Hace mucho que no las cuento, la última vez que las conté tenía más o menos 130 y fue hace algunos años, desde entonces sumé varias más y ya no caben en el placard”.

Cuando cualquiera se imagina que la mejor camiseta sería la de un jugador de campo, Lucas sorprende: “El buzo de Navarro Montoya (Boca Juniors), el del camión, original de época. De chico era mi ídolo y mis viejos me lo regalaron, en talle de niño, obvio. Hace unos años lo conseguí en talle de adulto y es una reliquia”.

Lucas Burgoa con la camiseta que sacudió Twitter. / gentileza
Lucas Burgoa con la camiseta que sacudió Twitter. / gentileza

La adultez le dio a Lucas la libertad de poder invertir su plata en lo que más le gusta y por eso empezó a comprarse camisetas: “Alrededor de 2008 creo que fue y porque siempre me encantaron. La primera que me compré fue en 1995, la Puma de Godoy Cruz en sus primeros años en la B Nacional, después fui sumando de otros equipos y en cuanto tuve mi primer trabajo fijo empecé a darme gustos. De golpe tenía 10, al poco tiempo 20 y no paré más”.

A principio de este año Lucas se fue de vacaciones y, como buen ‘manija del fútbol’, se enamoró de una camiseta de un club de Monte Hermoso y no paró hasta conseguirla. Contó su historia en Twitter y tuvo tanta repercusión que le comenzaron a llegar ofertas de otras camisetas de clubes desconocidos: “La más difícil de conseguir fue la del Atlético Monte Hermoso, que juega en la Liga de Coronel Dorrego. Ni sabía que existía el club hasta este verano que fui de vacaciones. Fue una odisea por toda la ciudad, pasé por tiendas de deportes, una panadería, la sede del club, una carnicería y la terminé consiguiendo en una pescadería. Conté la historia en Twitter, se hizo viral y llegó hasta el dueño del local deportivo, que como le gustó la historia me regaló la de Bella Vista de Bahía Blanca”.

Lucas asegura que ninguna camiseta está a la venta, pero que si aparece un magnate y le pone 9 millones de dólares “la verdad es que por esa plata entrego la colección entera, jajaja… Pero como sé que no va a pasar, sigo sosteniendo que ninguna está en venta”.

La foto de su vida es coleccionando camisetas

Fernando Martínez es fotógrafo y eso hace que mire la vida desde otro plano, con un lente distinto.

El “Pollo” tiene como gran pasatiempo investigar y tratar de conseguir la mayor cantidad de camisetas como sea posible y va en buen camino, ya que en 22 años que lleva coleccionando llegó a las 620 camisetas, es decir que recolectó unas 28 camisetas por año, casi dos camisetas y media por mes desde 1998.

“La semana pasada llegué a las 620 camisetas porque me regalaron el buzo de Diego Pozo del año 2009 en Colón de Santa Fe, pero la primera camiseta de la colección fue la del Gremio de Porto Alegre, de 1998″, comenzó contando.

Todo comenzó hace 22 años y nunca más paró de coleccionar: “En 1998 empecé porque me encantaban las camisetas de fútbol, me parecía una locura y de ahí comencé a pedir camisetas para los cumpleaños, para Navidad, Reyes y cuando mis amigos se iban de viaje siempre les encargaba una”.

Fernando "Pollo" Martínez con el inolvidable buzo de Navarro Montoya y su enorme colección de camisetas. / Mariana Villa
Fernando "Pollo" Martínez con el inolvidable buzo de Navarro Montoya y su enorme colección de camisetas. / Mariana Villa

Siempre hay casacas que tienen un valor especial y, en este caso, la de Fernando emociona: “La camiseta más importante que tengo es la de Carlitos Tevez del Boca 2015, que por intermedio del periodista ‘Tato’ Aguilera se la mandó a mi papá que estaba enfermo. Pero las más complicadas para conseguir fueron las de Navarro Montoya y la de Chilavert, la del Bulldog… pero la más rara de todas es la de la Selección de Bangladesh, que me la regaló un amigo”.

En cuanto al valor de su colección, el “Pollo” dejó en clara su postura : “Si me ofrecen 9 millones de dólares, vendo cualquier camiseta… salvo la de Tevez”.

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