Vélez sacó esta noche un enorme triunfo por 3-1 de su visita a la Universidad Católica de Ariel Holan y se metió en semifinales de la Copa Sudamericana 2020, para esperar por el lugar argentino en la final a Independiente o Lanús, que definen su cruce el jueves.
Obligado por el 2-1 en contra en Liniers, el conjunto de Mauricio Pellegrino fue de menor a mayor, encontró un gol rápido para poder basar su juego en la sensación de tener el boleto al alcance de la mano y tuvo su gran mérito en no caerse tras el empate cruzado.
Sabía el Fortín que, sin un Thiago Almada por el que esperó hasta último momento, debía suplirlo inteligentemente y sin perder la paciencia en ataque. Enseguida, el VAR volvió a hacer una de sus apariciones cada vez más usuales, forzando un penal por una mano en el área de Juan Fuentes, y Cristian Tarragona no falló a los 16 minutos con un disparo a la derecha de Matías Dituro.
Cerca del descanso, Francisco Ortega apareció por izquierda y pegó su remate en el palo, y el momento más flojo del Fortín llegaría en la primera parte del complemento, cuando pareció desinflarse. Entonces, el árbitro Leodán González vio otra mano en zona prohibida, esta vez de Tarragona, y otro argentino, Luciano Aued, descontó con un penal a la derecha de Lucas Hoyos.
El gol, que en definitiva dejaba a los argentinos no a un gol de la clasificación pero sí a un gol de los penales, pareció despertarlos. Y entre los cambios de Pellegrino ingresaron nombres que torcerían la historia. Luca Orellano, por ejemplo, sacó a los 28 un golazo de otro partido, al ángulo desde afuera del área, que en vez de conformar al Fortín lo puso más picante. Enseguida, Tarragona pegó un cabezazo en el poste.
A los 43, Lucas Janson irrumpió por izquierda y agigantó al arquero, aunque en la última llegaría el premio para los de Liniers. Corría el minuto 49 cuando otro ingresado, Ricky Álvarez, mandó un tiro libre envenenado al área que cabeceó otra variante de Pellegrino, Juan Lucero, para vencer la resistencia de Dituro. Final épico para los jugadores del Fortín, que se abrazaron en una montaña azul y continuaron el festejo con su entrenador instantes después, con el pitazo final.
Así, tras la celebración, Vélez podrá seguir enfocándose en lo que diagramó como su gran objetivo del semestre. Y recuperar soldados para esas próximas batallas.