La inteligencia artificial (IA) llegó para atravesar cada vez más la vida cotidiana y a eso no ha escapado el sistema educativo. Cada vez son más los estudiantes de todos los niveles que apelan a este recurso para realizar sus actividades académicas. Así lo aprecian los docentes en las aulas, al menos los que pueden reconocerlo, ya que hace falta saber de su existencia y cierto entrenamiento, aseguran, y no todos lo tienen.
Relatos de alumnos permiten tener una idea de la utilidad que le dan, desde realizar trabajos, evacuar dudas, hacer resúmenes, hasta obtener una presentación de diseño universitario o resolver problemas matemáticos.
Sin embargo, también advierten que la incorporación de la nueva herramienta, que tiene su versión más incorporada y popular en ChatGPT, encarna ciertos perjuicios para los alumnos y desafíos para el sistema educativo y los docentes. Al hacer análisis entonces, se integran la mirada que considera que puede haber pérdida de habilidades y aquella que refiere que es una oportunidad que puede resultar virtuosa pero que requiere el acompañamiento docente.
Por ser un fenómeno reciente es difícil ponerle números. Sin embargo las primeras aproximaciones permiten concluir que una buena proporción de los alumnos de diferentes niveles apela de algún modo a este recurso y que va “in crescendo”.
En definitiva, la situación encarna desafíos: tiene sus complicaciones si no es adecuadamente mediada, en particular ya que la información no siempre es segura, pero además puede haber pérdida de la capacidad de reflexión ante la estrategia de buscar una respuesta rápida para resolver la inquietud así como de ciertas habilidades “tradicionales” de aprendizaje.
Por el contrario, también es considerada una herramienta que puede volverse valiosa en la enseñanza pero esto requiere la adaptación del sistema educativo, la capacitación de los docentes y la generación de nuevos formatos.
En aumento
Una encuesta realizada por el Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina (IUDPT) concluyó que 92% de sus estudiantes usa ChatGPT para ayudarse con las tareas académicas, pese a que esta herramienta no es capaz de verificar la información que proporciona ni evaluar su fiabilidad, advierten.
Esta institución de Buenos Aires, es una de las primeras universidades de la Argentina en incorporar formalmente el uso de IA en el proceso de enseñanza. Concluyeron que como consecuencia, el 59% de los docentes ya modificó su propuesta de enseñanza, y el 80% de ellos ya cambió las consignas de evaluación, siempre según el sondeo ya mencionado.
Un intercambio entre docentes de todos los niveles incluyó análisis sobre los riesgos de dependencia intelectual que implica el uso de ChatGPT; la pérdida de hábitos o herramientas de estudio; la intención de conformarse con respuestas rápidas sin mediar reflexión, y finalmente los riesgos de plagio.
Fernanda Ozollo, doctora en Educación, especialista en tecnologías digitales y profesora de la Facultad de Educación de la UNCuyo, señaló que efectivamente se está observando un uso masivo y tuvo una mirada positiva al respecto en tanto haya una adaptación del sistema. Como otros especialistas, advirtió que uno de los mayores riesgos es la información no fidedigna. “Todos recordamos cuando nuestros estudiantes se metían en el famoso Rincón del Vago ¿verdad? Lo que pasa es que ha sido cambiado por tecnologías muy superiores”, refirió.
Resaltó que un profesor que no está entrenado no se da cuenta si hubo un copia y pegue. Pero asimismo dijo que por los canales en los que se mueven los estudiantes, muchos no saben dónde buscar información fidedigna, entonces dejan de tener una mirada crítica de la devolución que les hace la IA.
Por eso planteó que los docentes primero tienen que conocer el algoritmo generativo y entrenarse, saber cómo se tienen que pedir ahora las actividades para que no sea un copia y pegue de la inteligencia artificial. “Entonces lo convertís en un aliado y no en un opositor”, subrayó.
Adaptarse
“Hoy nuestros alumnos utilizan mucho lo que es el chat GPT y no lo vemos mal porque es una herramienta que ellos pueden incorporar y más que ser apocalípticos, en este caso como docentes y desde la educación tenemos que integrar todo esto nuevo al sistema educativo y sobre todo al sistema de aprendizaje”, consideró Claudio Peña, docente del Colegio Universitario Central y director de la escuela secundaria Vicente Zapata quien opina que hay que incorporar esta herramienta. Comentó que le han presentado trabajos con alto nivel de calidad que denotan el uso del recurso pero lo importante es que sea de utilidad en la educación con el plus de la exposición oral, la defensa de esas hipótesis o esa información a la hora de evaluar. Para él se puede utilizar porque optimiza pero requiere saber cuál es la herramienta de evaluación que va a tomar el docente frente a estos medios.
En el mismo sentido opinó Ozollo quien incluso consideró ineludible la adaptación. “O nosotros tomamos esto como una oportunidad para que los pibes aprendan, o la verdad es que no le vamos a estar enseñando a nadie; yo se los digo a mis estudiantes de universidad: o ustedes empiezan a ver cómo aprenden los chicos o le están enseñando a la pared, porque los chicos no nos están escuchando por más de que estén mirándonos”, subrayó crudamente.
Mariana Gild, especialista en políticas educativas y secretaria académica del IUDPT, aseguró que la inteligencia artificial generativa representa “una oportunidad para revisar las prácticas de enseñanza y aprendizaje”. También observó que “es imprescindible preparar a los alumnos para este escenario todavía incierto”. Indicó que “se necesita potenciar la creatividad, la imaginación y la didáctica en vivo”, como manera de experimentar e inventar en clase aprovechando la tecnología.
Por eso Ozollo apuntó que no hay que darles las preguntas para que respondan sino que ahora, para que se ponga interesante, hay que pedirles que sean ellos quienes formulen las preguntas como si se las hicieran a Chat GPT y después se corrijan entre ellos tanto las preguntas como las respuestas.
Tiene que ver en definitiva con lo que tanto se habla, con comprender las lógicas actuales, los códigos y los canales en los que se mueven los chicos. “Implica que nos alfabeticemos y que nos instruyamos porque me parece que nos estamos quedando atrás pero en el aprendizaje propio y por otro lado me parece que fuertemente tiene que ver con unas nuevas lógicas de la enseñanza”, resaltó la experta.
“Porque lo que vos buscas es que tus chicos, sean pequeños o no, traten de tener un pensamiento científico, no un pensamiento cualquiera, que por lo menos puedan argumentar, puedan ser críticos, puedan analizar, puedan producir información relevante, entonces, qué importante sería formarnos para usar las aplicaciones de la inteligencia artificial como aliadas al pensamiento y a los valores ciudadanos, sociales y democráticos, y no seguir sin saber cómo usarlas”. señaló.
Acceso
No puede dejar de señalarse la limitante del acceso, en función de los recursos económicos y tecnológicos, y que por otra parte tiende a incrementar las brechas.
Dolors Reig, psicóloga social española, profesora de la universidad Obrera de Catalunya, investigadora y consultora en temas de IA destacó que no todo el mundo tiene acceso y no deja de depender de una conexión a Internet, “con lo cual sí pueden acrecentar las brechas (...) son herramientas que nos hacen aprender y crear contenido de forma más eficiente, entonces quien no tenga acceso a todo eso, pues evidentemente va a tener un déficit añadido, una dificultad añadida, sí puede incrementar la brecha”.
Ozollo recordó que durante la pandemia una media del 60% no tenía buena conectividad o buen acceso a las redes dentro de la población general educativa.