Contá un cuento con Tintero 2021, 13ª Edición: ¡Todos los ganadores!

Sofía Guadalupe Femenía es la ganadora de esta convocatoria de Revista Tintero, que este año registró una numerosa cantidad de participantes.

Contá un cuento con Tintero 2021, 13ª Edición: ¡Todos los ganadores!
Martina, Sofía y Santino, los ganadores de "Contá un cuento con Tintero, 13era edición"

Se entregaron los premios del Concurso “Contá un Cuento con Tintero” 2021, 13ª Edición a los ganadores y menciones especiales, cuyas producciones serán publicadas en Revista Tintero en enero y febrero de 2022.

La ganadora, fue Sofía Guadalupe Femenía, con su cuento “Crucé el río y lo vi”. Las menciones especiales recayeron en Santino Carbonari, autor de “Abigail”, y Martina Candela Galván, que escribió “Crucé el río y lo vi”. Todos recibieron libros y material didáctico.

Sofía Guadalupe Femenía, ganadora del Concurso “Contá un cuento con Tintero” 2021, 13ª Edición.
Sofía Guadalupe Femenía, ganadora del Concurso “Contá un cuento con Tintero” 2021, 13ª Edición.
Santino Carbonari, Mención Especial del Jurado.
Santino Carbonari, Mención Especial del Jurado.
Martina Candela Galván, Mención Especial del Jurado.
Martina Candela Galván, Mención Especial del Jurado.

Integraron el Jurado Silvina Juri, directora de Edelij, Espacio de Literatura Infantil y Juvenil, Alejandro Frías, periodista, escritor y editor de Ediciones Del Retortuño y Alejandro Cobo, responsable de Medios en la Educación y editor de Revista Tintero, de Los Andes. ¡Felicitaciones y muchas gracias por participar!

El cuento ganador

Crucé el río y lo vi | Sofía Guadalupe Femenía

Tan sólo abrí los ojos y comenzó el día tan esperado al aire libre. Me levanté, me vestí, desayuné, ¡y empezó la aventura! Preparamos todo para una salida en familia. Después de tanto tiempo de no vernos ni visitarnos, pasamos a buscar a mi prima Luli y todo fue perfecto. Para comer llevamos unas ricas empanadas y sándwiches para el almuerzo y, para la tarde, mates, diferentes tipos de té, leche, pastafrola, alfajores de dulce de leche y tortitas raspadas con chicharrones.

Maravillados por el momento y emocionados partimos desde Luján de Cuyo, cruzamos el río Mendoza y ahí lo vi. Una majestuosa ave grande y negra con plumas blancas alrededor del cuello y en partes de sus alas. La cabeza parecía sin plumas. Algo me decía que lo teníamos que seguir. Mi prima Luli, en silencio, me dijo que era un cóndor. Santiago, mi hermano, convenció a mis papás de seguirlo.

El camino que nos marcaba el cóndor era la ruta de Villavicencio. Mi papá conocía muy bien ese camino ya que había vivido muchos años atrás en Las Heras y con su abuelo siempre recorrían los caminos de Canota, por lo que avanzamos hacía allá.

El cóndor se asentó sobre un gran murallón. Nosotros, desde el auto, nos detuvimos y mi papá me contó que esos murallones simbolizaban el momento en el que el General San Martín había dividido sus tropas para emprender el cruce de los Andes. Luego, el cóndor desplegó nuevamente sus alas y siguió avanzando y nosotros avanzamos con él.

Unas horas más tarde, se detuvo en la reserva de Villavicencio y continúo elevándose por los aires, dirigiéndose hacia las montañas, mostrándonos por dónde seguir.

Avanzamos por un camino de cornisa y, en el recorrido, nos mostró una manada de guanacos, zorros, una mara, un gato montés y flora del lugar como chañares, jarillas, retamos, algarrobos y varios aguaribayes. En un momento, el cóndor empezó a dar vueltas sin parar, elevándose cada vez más y más hasta que, en un momento, lo perdimos de vista. Nos detuvimos nuevamente y, mirando al cielo, nos regaló la más bonita vista que pudiéramos imaginar. Toda su familia descendiendo y dando vueltas y vueltas por las magníficas montañas mendocinas.

Mi respiración se detuvo por un momento al ver tanta belleza. En un instante, el cóndor se acercó hacia mí y, mirándonos a los ojos, nos despedimos. Continuamos el camino marcado por é hacia las ruinas de Paramillos y bajamos por el valle de Uspallata de regreso a nuestro hogar.

Siempre recordaré este día tan especial que comenzó cruzando el río. Espero mañana cruzarlo de nuevo y encontrarme con nuevas aventuras y amigos.

Dedicado a mis nonos y abuelos

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