Durante la segunda jornada del festival aéreo Mendoza Vuela, que se desarrolló este fin de semana, el cielo de Rivadavia se vistió de fiesta. Con una asistencia récord, y miles de visitantes, la denominada “revolución de los aviones” quedó de manifiesto ante un público que observó boquiabierto y aplaudió hasta el cansancio.
El escenario fue el aeródromo Mario Cardama, de la empresa Aerotec. Allí se reunieron más de 200 aeronaves para participar además de una convención anual de propietarios Tecnam, una nueva edición del Campeonato Nacional de Aerostación (Globos Aerostáticos) y la Feria Agro Industrial de Rivadavia (FAI). El acontecimiento fue organizado por la empresa aeronáutica, la Municipalidad de Rivadavia y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
En medio de estos acontecimientos, Diego Cardama, titular de Aertotec, destacó: “El festival aéreo Mendoza Vuela tiene su raíz en el sueño de acercar la aviación civil a la comunidad, para inspirar pasiones en las nuevas generaciones. Reúne a los aerobatic performers más representativos que hay en el país: Jorge Malattini, a quien vemos todos los años en las playas de Mar del Plata y Pinamar; Roberto Buonocore, también de Mar del Plata; Dino Moliné, de Santa Fé y Sergio Marinhas, de Córdoba. Además, este predio es el único lugar donde pudieron volar todos juntos y a la vez -en los vuelos de formación con que se cierran las dos jornadas-, ya que reúne todas las condiciones de seguridad”.
Los mejores exponentes de la aviación argentina se dieron cita en todas sus modalidades: acrobacia aérea en avión y planeador, paracaidismo, aeromodelismo y vuelos de bautismo. Un espectáculo único, que despertó aplausos y alegría del público fue el que desplegaron un Antonov biplano, aviones acrobáticos, globos, helicópteros y parapentes, en una tarde musicalizada por DJ Fabu. Además, hubo exposición de aeromodelismo y demostraciones de aplicación aérea, como las actividades aeronáuticas y productivas de la provincia (liberación aérea de Mosca del Mediterráneo, Lucha Antigranizo, Lucha contra Incendios, y curación de Lobesia botrana, entre otras).
Los aviones de acrobacia que se expusieron durante el festival son de última generación y de los más modernos utilizados en el mundo; tienen una relación de peso potencia muy importante: 360 hp de potencia y pesan menos de 300 kilos vacíos; son monoplaza y los pilotos logran carga G de hasta +10 y -8 (cargas de gravedad mayores a las que soporta un piloto de Fórmula 1). Las acrobacias buscan la espectacularidad en las formas que realizan los aviones que, al llevar aceite vegetal inyectado en el escape del avión, dejan una estela con bellas figuras.
El show incluyó el paso de dos helicópteros de la firma Cicaré -única fábrica del país, ubicada en Saladillo, Buenos Aires- que fueron presentados en el festival, conducidos por sus propios dueños. Aerotec actualmente, cierra un acuerdo para comercializar estos helicópteros desde Mendoza. Voló, además, uno a turbina que realiza vuelos de bautismo, filma y permitió ver el evento desde arriba, y el escuadrón de helicópteros de rescate Lama de la Fuerza Aérea.
“El Mendoza Vuela va adquiriendo una dimensión no solo local sino nacional; hemos tenido presencia de más de 100 aviones de diferentes provincias y también de Chile. Esto termina de configurar a Mendoza como un destino con identidad aeronáutica propia y distintiva respecto del resto de las provincias”, comentó Cardama.
Hacer turismo en globo
Mendoza será, dentro de muy poco, un destino posible de ser recorrido en globo. “Se trata de una de las manifestaciones de la aviación que requiere la conjunción de diversas condiciones, paisajísticas y climáticas. La provincia tiene muy poco viento y, sumado a la montaña como marco, con el cielo despejado, los viñedos verdes y los frutales florecidos, brinda un paisaje espectacular para disfrutar desde un globo”, siguió Cardama.
El empresario señaló que Aerotec está generando su división Turismo con un globo nuevo, de última generación que ya está en el país, y tiene una capacidad para 12 personas.
“Al estilo de Napa Valley, Melbourne o Capadocia, Mendoza sumará muy pronto este nuevo concepto turístico. Será una combinación de turismo aventura además, ya que con un globo nunca se sabe exactamente el lugar de aterrizaje. A la vez, es algo que puede disfrutar cualquier persona porque no es solamente adrenalínico, sino que está pensado para la exaltación de los sentidos y la contemplación”, comentó el empresario.
“Un globo está integrado con el medio ambiente, tiene un sentido estético y de amigabilidad con la naturaleza y el entorno. Se puede llegar a los 1000 metros de altura y también rasando la copa de los árboles; es una fantástica experiencia desde la cual advertir el oasis y las condiciones que caracterizan a la provincia”.
"Acá no se arriesga nada, aunque parezca lo contrario"
Sergio Víctor Marinhas es arquitecto, piloto aero aplicador e instructor de vuelo y especialista en show de acrobacia de Córdoba. Ingresó a la actividad aeronáutica desde muy pequeño con su papá (también piloto acrobático) junto a quien dirige Aerofumigaciones Bell Ville. Ha participado en un sinnúmero de espectáculos acrobáticos, previas de partidos de fútbol, congresos de aviación agrícola y show en las playas en diversos lugares del mundo.
“Todo esto es una profesión y para hacerlo bien lleva toda una vida. La acrobacia de competencia obliga a la perfección de la figura que es evaluada por los jueces; en cambio, en este tipo de festivales apostamos a realizar un show, una exhibición espectacular: volamos bajo; cerca del piso; hacemos maniobras; líneas verticales con rolidos rápidos y violentos”, dice Marinhas.
Los aviones que utilizan son de los más modernos del mundo, de materiales compuestos con titanium y estructuras de aceros especiales; están diseñados especialmente para acrobacias.
Sostiene que ser aerobatic performer es una satisfacción personal muy grande tan solo con ver la expresión de la gente, especialmente los chicos. Y dice que no siente miedo ni adrenalina: "cuando aparece la adrenalina es porque estás haciendo algo que supera tus límites. En esto hay que volar con mucha profesionalidad y mucha seguridad. Acá no se arriesga nada, aunque parezca lo contrario. No es miedo, es satisfacción; desafiamos la gravedad, en determinadas maniobras llegás a pesar 8 veces lo que se pesa normalmente. El movimiento de los brazos y la cabeza es un esfuerzo físico que implica que uno llegue cansado cuando baja del avión. Los aviones llegan a dar la vuelta alrededor de su eje en 360° por segundo, es como una licuadora. Me divierto y me apasiona, y el público se divierte tanto como nos pasa a nosotros”.