Imagine este escenario: en la oficina está por llevarse a cabo un meeting y el jefe llega y propone que todos los que están sentados alrededor de la mesa de conferencias cierren los ojos un minuto. Deben tomar consciencia de cómo se siente el ambiente en el que se encuentran y percibir su respiración, sentir su cuerpo y pensar brevemente qué quieren obtener de la reunión.
Luego todos abren los ojos y dan inicio al meeting completamente concentrados. ¿Suena esotérico? La realidad es que muchísimas empresas están llevando a cabo este tipo de ejercicios llamados de atención plena o mindfulness.
Esta práctica es la respuesta a un problema que tienen muchos empleados: el estrés. Fijar prioridades, establecer límites y hacer foco: quien domina el mindfulness mejora estas capacidades. Esto sirve especialmente a aquellos empleados con mucho trabajo y que tienen la sensación de que nunca llegan a completar todas las tareas que deben hacer.
De todas formas, no hay que exagerar apostando a este método. Si bien ayuda a prevenir el estrés y alivia muchas molestias físicas y psíquicas, no es una medicina rápida y mágica.
El concepto original proviene del budismo y su práctica actual fue repensada por el estadounidense Jon Kabat-Zinn. En pocas palabras, la atención plena es una actitud que se busca a través de la meditación y que intenta que uno esté en el aquí y ahora y pueda encontrarse con uno mismo de forma benévola. Quienes practican el mindfulness intentan en primera instancia concentrarse en el momento y percibir sus sentimientos.
Un estudio realizado por profesores de la Universidad de Maastricht demostró que las personas que trabajan en estrecho contacto con otras sienten menos estrés si están atentas. Sin embargo, si bien esta técnica ayuda a prevenir el estrés, aún no está del todo claro que ayude a aumentar el rendimiento.
Los expertos coinciden en otro punto: si las condiciones marco del trabajo no funcionan porque hay, por ejemplo, poco personal o demasiadas tareas con las que cumplir, no hay curso de mindfulness que ayude. Incluso existe el peligro de que, al introducir esta técnica en la empresa, el empleado sienta que encima es presionado para que optimice su trabajo.
Si le interesa la técnica, puede leer primero sobre ella o apuntarse a un curso. Es importante elegir un profesor con experiencia certificada, que se haya formado. Antes de empezar, es conveniente tener una entrevista previa.
Los defensores del mindfulness dicen que se sienten más en contacto consigo mismos y con sus valores y que eso los ayuda a vivir más relajados y ser más conscientes de sus necesidades y capacidades. Sólo es cuestión de probar.