Lo bueno de moverse por Europa es la amplia gama de posibilidades para viajar por el continente de manera económica.
Conseguí un aéreo de Valencia a Milán por 25 euros. Cuando llegué al aeropuerto de Manises me quedé helado al ver titilar en rojo la palabra Cancelado en mi vuelo. Los empleados de Alitalia y los controladores aéreos italianos estaban en huelga y se postergaban las salidas 24 horas.
Al día siguiente todo salió bien y aterricé en Malpensa, a 40 minutos del centro de Milán.
Es una ciudad industrial y el centro financiero y de la moda en Italia. Carece del encanto cultural de Florencia o Roma pero posee también obras y monumentos emblemáticos como el fresco de La Última Cena de Da Vinci en el Convento Santa María delle Grazie o el famoso Duomo, la tercera catedral más grande del mundo detrás del Vaticano y la de Sevilla. Mide 157 metros de largo. Su estilo es gótico y resaltan los pináculos y agujas que adornan su exterior de mármol de Candoglia. Cuando fui estaban restaurando la fachada y la cubría una lona gigante. Comenzó a construirse en 1368 y se terminó a fines de 1800. Se puede ir a la terraza en ascensor o a pie. Elegí esta última y fui ascendiendo por una escalera de piedra en espiral muy estrecha. Cada vez que alguien descendía había que colocarse de costado para no rozarse. Una vez arriba puede verse la parte más alta del Duomo. Es la aguja donde descansa la Madoninna, una virgen de cobre a 108 metros del piso.
Hice un montón de fotos con bellas panorámicas de la ciudad que después perdí cuando me robaron la cámara de fotos. A 250 metros de allí se erige el Teatro alla Scala. Fue construido en 1778. Su arquitectura externa no acompaña su fama de gran casa de la ópera mundial. Nuestro Teatro Colón es mucho más bello e impactante en sus líneas.
Las callecitas entramadas me fueron llevando hasta la céntrica Piazza Cordusi desde donde llegué al gigantesco Castello Sforzesco con 200 metros de frente. Perteneció a la poderosa familia Sforza y hoy funciona como museo y pinacoteca.
El poderío económico de Milán se aprecia en sus habitantes que lucen vestimentas de confección y coches de última generación. Es también una de las capitales mundiales de la moda y se nota. Hay cuatro calles que delimitan el exclusivo Quadrilatero d´Oro donde se alinean las firmas de lujo. Caminé por ahí sintiéndome un andrajoso con remera, jeans y zapatillas. Las casas de alta costura compiten por la vidriera mejor presentada. Ni se te ocurra entrar y preguntar precios. Está mal visto. A quien puede gastar allí no le importa cuánto cuesta sino que esté a la moda y le quede bien. Del resto se encargan sus tarjetas Gold o Platino. No sólo en este sector late la moda. En las señoriales Galerías Vittorio Emanuele II, con sus techos abovedados de cristal, también hay tiendas de lujo.
Todavía funciona allí el local donde se fundó la Casa Prada justo enfrente del mosaico del Toro que adorna el piso.
Cuenta la leyenda que hay que pisar con el taco las partes nobles del animal y dar tres vueltas pidiendo un deseo. De más está decir que el pobre está castrado con tanto desgaste.
Fui de madrugada a la Stazione Centrale a tomar un tren hacia Suiza. En un momento me venció el sueño y al despertar vi los cierres de mi mochila abiertos y la billetera tirada. Revisé apurado y faltaba la cámara digital. De la billetera se llevaron el efectivo pero las tarjetas de crédito no. Lamenté la pérdida del chip que contenía gran parte del registro fotográfico del viaje.
Para tener en cuenta
-Tren de Malpensa al centro de Milán: 15 dólares
-Visita a La última Cena: 14 dólares. Martes a domingo 8.15 a 19.
-El interior del Duomo es gratuito. La terraza cuesta 9 dólares a pie y 13 en ascensor.
-Tour guiado por La Scala: 11 dólares. Abierto todos los días 9 a 17.30 hs
-Castello Sforzesco: 11 dólares
-Galerías Vittorio Emanuele II: gratuita