Ni el más optimista simpatizante de Independiente Rivadavia, se imaginó, por el rival, un partido, con tantas situaciones de peligro a favor. Es que el equipo de Sarandí, es uno de los máximos candidatos al ascenso a la máxima categoría. Por historia, nombres y andamiaje colectivo. El equipo de Rondina, llegó con una racha a favor de 4 triunfos consecutivos.
Sin embargo, en el Bautista Gargantini, estuvo contra las cuerdas, lo pelotearon por todos lados, pero encontró en el portero Maxi Gagliardo, una muralla. El arquero visitante fue el gran responsable que la Lepra no marcara más de un gol. Y como si fuese ya una costumbre, Independiente, prácticamente regala el primer tiempo y reacciona en el complemento. Borra a sus rivales.
Y contra Arsenal de Sarandí no fue la excepción. En el primer tiempo le costó muchísimo a Independiente generar juego. Pisó en cuenta gotas el área visitante. Sólo para destacar, un gol mal anulado, por una supuesta falta de Negri y sobre el final, un contragolpe de pizarrón: tres toques e Irañeta apostó para la individual. La pelota se metía, pero Gagliardo, la sacó al córner.
Arsenal, con mayor posesión de balón y mejor criterio para manejar el juego, se puso en ventaja, tras un error, una desgracia del Pity Aracena. Facundo Pons, tiró un centro, rozó en Rébola y la pelota se metió entre las piernas del "1" de la Lepra. Golpe duro por lo que significa la presencia del Pity debajo de los tres palos. Confianza absoluta.
Sin embargo, en el segundo tiempo, la historia cambió. Una vez más, el DT Gabriel Gómez, se la jugó temprano y acertó en los tres cambios. Adentró Imperiale, Lucero y Tissera.
Fueron 45 minutos de juego intensos. Ida y vuelta permanente. Matar o morir. Arsenal, lo podría haber liquidado, pero el Azul, lo arrinconó, lo atacó y lo lastimó por todos lados. Lo tuvo Asenejo en dos oportunidades y tapó Gagliardo, después Demateis con un tiro libre y de nuevo se lució el número 1 visitante.
Hasta que Asenjo, se sacó la mufa y estampó su nombre en la red. Jugada magistral de Tissera en el área, sacó un remate al rincón, tapó Gagliardo y en el rebote, el centrodelantero Azul empujó el balón. Gol, empate e historia sentenciada. Desde lo futbolístico, el punto es justo para Independiente. Pero, desde lo actitudinal, este plantel, demostró que la mística Azul, la lleva en la piel: coraje, actitud y corazón.