"Si me pregunta, '¿copiaría este extraordinario legado en materia económica alrededor de los Juegos?' le digo sin dudarlo que sí", decía Sebastian Coe, doble medallista olímpico y presidente del comité organizador de los JJ.OO. de Londres 2012 cuando se le preguntó sobre Barcelona '92, unos Juegos que marcaron un antes y un después no sólo en el deporte español ya que le dejó una generación que sostuvo a España por mucho tiempo como potencia mundial, sino también en cuanto a lo cultural y urbanístico.
Debido a los Juegos de 1992 Barcelona cambió totalmente la ciudad, su cara, por medio del deporte: abriéndose al mar, transformando la economía de la ciudad, creando espacio verdes y construyendo viviendas a precios razonables. Para muchos, los Juegos Olímpicos consiguieron hacer en cinco años, lo que de otra manera hubiera tenido que esperar 15 o 20 años.
Buenos Aires está hoy en ese punto. Porque es importante entender que más allá de que los Juegos dejarán (más allá de las medallas o no) una generación que se preparó a conciencia y que será la que pondrá las bases del crecimiento del deporte argentino, la idea de revitalizar una zona de la Ciudad viene desde hace 15 años con el proyecto “Buenos Aires Sur”, pero los avances eran lentos.
Quienes tuvimos la oportunidad de ir a Parque Roca desde aquellas primeras serie de Copa Davis, sabemos lo que se ha avanzado y debemos reconocer que ver lo que se ha hecho hoy es un sueño.
El Parque Olímpico de la Juventud dejará instalaciones para 20 disciplinas deportivas con certificaciones internacionales y del Comité Olímpico Internacional, lo que asegura a nuestros deportistas que tendrán las condiciones óptimas para prepararse en el futuro inmediato.
Se construyó un pabellón para albergar una piscina para nado sincronizado y otra para saltos ornamentales; otro para las gimnasias rítmica, artística, trampolín y acrobática; otro para boxeo; un cuarto para karate y levantamiento de pesas; y dos más para judo y lucha olímpica y para esgrima. Además hay canchas de básquet, hockey, futsal, tenis, vóley y handball.
Más allá de que hay algunas oposiciones, es casi un hecho que allí irán a parar el Cenard con lo que la Ciudad conseguirá matar dos pájaros de un tiro: desconcentrar un poco la zona de Núñez que es un viejo anhelo y dar otro impulso más al Sur, que por ahora, sigue siendo mirado con recelo por ser económicamente inferior al Norte.
Las instalaciones y las dimensiones de uno y otro complejo (11 héctareas del Cenard, contra 32 del Parque Olímpico) terminarán inclinando la balanza para el nuevo. El hecho de que 35.000 jóvenes se hayan inscriptos como voluntarios o que 600.000 personas hayan tramitado su pase olímpico, que no es otra cosa que el ingreso gratuito a todas las competencias hacen pensar en que es posible el aumento de la base de deportistas que en nuestro país suele ser más baja que en cualquier país del mundo.
Los 500 millones de dólares que se invirtieron pueden parecer mucho para quienes no conocían la realidad de los vecinos de aquella zona, pero la realidad es que se minimizan a la hora de comparar todo lo que significan en lo social.
Es que lo más revolucionario y que será el legado que muchos nunca olvidarán es que el Barrio Olímpico dejará 1.050 viviendas nuevas que ya fueron adjudicadas a través de créditos blandos del Banco Ciudad y del Instituto de Vivienda de la Ciudad. Son los departamentos que habitarán los atletas mientras se encuentren participando en los JJOO. Como un legado para el barrio de Villa Lugano, también quedará un Centro de Desarrollo Infantil, una guardería destinada a recibir todos los días a 200 bebés y niños vulnerables.
Todo esto viene acompañado por una red de provisión de agua para 18.000 vecinos y se incorporaron 23.500 usuarios nuevos a las redes cloacales. También los Juegos dejarán la inauguración del Puente Lacarra que permitirá un mejor tránsito para 300.000 personas que llegan todos los días desde el Sur al corazón de la Capital Federal.
El deporte no sólo transforma en lo físico, también es un polo de desarrollo social. Y en esta oportunidad se vuelve a demostrar. Bienvenidos los Juegos, entonces.