Por Dis. Int. Noelia Serna. Contactala aquí.
Porque el interior que se siente asfixiante y pesado puede volverse rápidamente agotador, mental y físicamente. Y, para aquellos que trabajan desde casa, un interior así puede resultar un espacio increíblemente improductivo donde hacer cualquier cosa se vuelve aún más difícil.
Abandonar nuestros deseos de tener más, más y más, y en lugar de ello crear un espacio en el que cultivemos la serenidad es el primer paso hacia una casa sana.
Hay espacios que nos cobijan y nos aportan bienestar, aunque no sepamos explicar muy bien el porqué.
A través de nuestros cinco sentidos, podemos ver que algunas personas son más sensibles a los estímulos visuales, a otras les influye más el tacto, el aroma o, incluso, los sonidos...pero perciben de alguna manera lo que transmite el lugar.
Hay muchos elementos que nos pueden ayudar a vivir en una casa sana. Pensar en espacios que contengan simpleza, humildad, inmaterialidad; nos pueden servir de mucha ayuda.
Sentir en tu casa paz, armonía, tranquilidad, equilibrio puede lograrse y te detallamos algunos hábitos saludables que pueden ayudarnos a lograrlo:
Poder deshacernos de todas esas cosas que hace mucho no usamos
Dejar aquellas cosas que son necesarias ppor su utilidad o belleza, es una buena manera de creer en una casa sana .Despojarnos de lo innecesario nos conecta con el presente.
Mantené el orden con naturalidad
Optar por un hogar quiere decir que podemos permitir tener cosas gastadas que irán adquiriendo su verdadera magia en aquellos espacios limpios y bien cuidados.
Pensar en un hogar genuino
Tu casa es el lugar donde vivís y la vida deja huellas.
Recordar la belleza de la delicadeza
Cuando entramos a la casa de alguien por primera vez, más que el estilo o la calidad de los muebles, lo que nos llama la atención son los detalles. Ellos son los que realmente nos reflejan.
Dejá que el sol entre en tu casa y ganá salud
El sol es salud, por eso es importante que entre en nuestra casa siempre.
Algunos rayos de sol reflejados en el suelo, la mesa o el sofá, y tu casa cambia por completo. No solo proporciona luz y calor, también aporta bienestar y alegría a tu casa.
Todos sabemos que la luz natural es imprescindible para disfrutar de una casa más acogedora y atractiva. Pero no solo tiene efectos estéticos. El sol también nos ayuda a ganar salud física y psíquica: la luz aumenta los niveles de endorfinas y serotonina en el cerebro, que son las hormonas del bienestar y energía.
Conectate con tu casa
¿Te cuesta empezar el día? ¿Te sentís cansada a media tarde? Asegurar la calidad del aire de tu casa, andar descalza o mojarte las manos son gestos que te ayudarán a ganar energía y descargar la tensión acumulada durante el día.
- Limpiá el aire y respirá mejor
- Ventilá. La contaminación del aire en una casa puede ser de 2 a 100 veces mayor que la exterior debido a las sustancias químicas. Para limpiar el aire, aumenta la circulación cruzada.
- Refrescá. Abrí las ventanas por la mañana y por la noche (los momentos del día con las temperaturas más bajas).
- Oxigená. Incorporá plantas en el interior, dan más oxígeno del que consumen y eliminan las sustancias nocivas del aire. Todas las plantas purifican el aire y regulan la humedad y atenúan el ruido.
- Si observás tu casa con detenimiento, seguro que vas a encontrar muchas cosas que te gustan. Estás rodeada de piezas que te hacen sentir bien (tus muebles, tus colores, tus objetos).
Tu casa es ese lugar donde te encontrás como en ningún otro sitio.
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