Hemos transitado el tema de los cambios en las diferentes maneras de habitar, las cuales se reflejan en estructuras habitacionales. Contamos con nuevas tecnologías constructivas y desarrollos tecnológicos además de nuevas preocupaciones ambientales, lo que ha generado novedosos modelos habitacionales en los que la arquitectura explora tipologías que impactan sobre los órdenes establecidos.
La vivienda colectiva resulta de una necesidad de resolver el problema de la vivienda y la disponibilidad del sitio, con el objeto, también, de evitar los problemas que generan las ciudades extendidas. Este nuevo modelo conlleva a la generación de una vida común que demanda nuevos espacios de asociación doméstica y comunitaria. La propiedad horizontal genera cambios en los modelos económicos y la explotación inmobiliaria.
Estas edificaciones responden a la elevada demanda de vivienda que se agrupa en un determinado lugar. Actualiza el modelo de casas individuales distribuidas en el terreno, generando comunidades que pueden constituirse en altura y combinarse con la multiplicación de residencias colectivas; presentando beneficios como la oferta de espacios de uso común y distribución de los costos.
Las viviendas colectivas agrupan uno o más edificios compuestos de varias moradas de tipo residencial, donde sus habitantes comparten espacios como parques, estacionamientos, salones, entre otros. Existe una nueva tipología que se está desarrollando en la actualidad: el cohousing. Busca desarrollar proyectos de viviendas que hagan hincapié en la comunidad, la interacción y el apoyo vecinal.
Debido a los costos en aumento de alquiler y la independencia que quieren obtener los jóvenes; esta tipología está ganando seguidores en Europa. Los interesados se asocian en una cooperativa en donde se toman decisiones en conjunto y con el arquitecto. A las residencias se suelen agregar huertas, zonas de talleres, jardines abiertos o patios. Muchos de estos proyectos, además, tienen interés en minimizar el costo energético, fomentar la incorporación de energías renovables, entre otras medidas. En países escandinavos es una tipología muy común, por ejemplo, en Berlín existen gran cantidad de inmuebles de este tipo.
En el centro de Viena, se encuentra un área incubadora de vida urbana sustentable. El proyecto realizado por Einszueins Arquitectos fue finalizado en diciembre de 2013, consiste en 39 unidades de vivienda. El alma del proyecto es una comunidad autoorganizada, la cual comparte el sueño de vivir en una ciudad sustentable, colaborativa y abierta. Desde un principio, se partió con el diseño participativo de los espacios comunes y de las unidades de vivienda individuales, se continuó con un jardín comunitario y un sistema alternativo de movilidad. Los espacios comunes consisten en departamentos de visita, sauna, una cocina comunitaria, workshops y salas de juego para grandes y chicos.
El cohousing en Nanterre por MaO arquitectos propone una vivienda participativa en la que se comparten los usos. En Francia es uno de los primeros ejemplos de vivienda social participativa, se encuentra en un contexto urbano denso, con la idea de cooperar y participar en un edificio que cuenta con terrazas, jardines, pasarelas y salas comunes como cocina, lavadero, taller, espacios para guardar bicicletas y una huerta colectiva. La creación de este tipo de proyecto ofrece mayor calidad y diversidad de espacios comunes para los habitantes.
El R50 es un cohousing en Berlín realizado por Heide & Von Beckerath. El edificio contiene viviendas de distintas características, propone tres bloques de 19 departamentos individuales, un estudio y varios espacios compartidos. El acceso principal tiene un espacio de doble altura. Con el objetivo de desarrollar una vida comunitaria y accesible, el concepto arquitectónico se basa en una estructura compacta y eficiente con conexiones destacadas a diferentes escalas.
La vivienda colectiva permite, a los profesionales de la arquitectura, realizar una investigación diferente y que va más allá de los aspectos formales. Cede espacio a una indagación en temas inmateriales como la conexión con el entorno y en plasmar la creatividad y necesidades de los futuros dueños. Las cooperativas buscan, también, desarrollar un proyecto arquitectónico ético, responsable y sustentable.
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