El baño acostumbra a ser uno de los espacios más pequeños de la casa. Y, sin embargo, es uno de los lugares en los que más actividades realizamos: asearnos, arreglarnos... Por eso es importante que, sea grande o pequeño le saquemos todo el provecho posible y en este sentido es clave dar con una buena selección de muebles.
Por ejemplo, el espejo. Cuando pensamos en una forma de agrandar el baño a través del espejo puede que la primera imagen que nos venga a la cabeza sea un modelo de grandes dimensiones. El razonamiento podría ser este: cuanto más grande sea el espejo, más multiplicará el espacio visible. Esto sería cierto si el espejo en cuestión fuera el único mueble del baño, pero como lo cierto es que tiene que convivir con otras piezas de mobiliario, elegirlo de grandes proporciones puede no ser la mejor opción, puesto que veremos el espejo, el objeto, y no el espacio, el baño.
Un buen compañero del espejo puede ser un banco y el estante vertical. Con el banco no solo aportaremos la nota diferente sino que se trata de una pieza tan versátil que podemos utilizarla tanto para sentarnos como para poner las toallas. El aire que circula entre el primer y el segundo "piso" del banco harán que el baño se perciba mayor. El hecho de que las patas sean largas y estrechas también contribuye a dar esta sensación.
Aporta verticalidad a la estancia y, por tanto, hace que se perciba más alta. El truco está en no abarrotarlo de cosas. Deja siempre que circule un poco de aire entre una bandeja y la siguiente y generarás más amplitud.
No lo dejes para después, aprovechá ahora y cambiá el estilo de tu baño.