El esperado juicio contra Maxwell, de 59 años e hija del polémico hombre de negocios Robert Maxwell, convocó a numeroso público y medios de comunicación, lo que obligó a la jueza que dirige el caso, Alithon Nathan, a habilitar media decena de salas donde poder seguir la vista a través de un circuito cerrado de televisión.
La Fiscalía, que dio arranque al proceso con su argumento de apertura, describió a Maxwell como una “mujer peligrosa” que engañó a niñas “para que Epstein abusara sexualmente de ellas”. “Entre 1994 y 2004, la acusada explotó sexualmente a chicas jóvenes a las que manipuló” para entregarlas a Epstein”, aseguró la fiscalía, que presentará los testimonios de cuatro mujeres que aseguran haber sido víctimas de Epstein con la ayuda de Maxwell.
En la presentación de los hechos a los miembros del jurado, la ayudante del fiscal Lara Pomerantz arrancó la acusación contando el relato de una de las cuatro principales testigos: “Os quiero hablar de una joven llamada Jane”, una chica de 14 años a la que supuestamente Epstein y Maxwell cautivaron para abusar de ella, dijo.
De acuerdo con el relato de la Fiscalía, la manera de actuar de la acusada y el fallecido magnate a quienes describió como “socios criminales” se repetía con cada supuesta víctima. Primero, se acercaban a las jóvenes, “muchas de las cuales eran de familias a las que costaba llegar a fin de mes” y, después, “se ganaban su confianza, les daban esperanzas y les prometían el mundo” ofreciéndoles becas, viajes y contactos.
“Les hacían creer que sus sueños se harían realidad”, que podrían ser actrices, modelos, músicas, pero todo “era un engaño”. Según Pomerantz, una vez ganada su confianza, Maxwell comenzaba a hablarles abiertamente de sexo hasta que acababa convenciéndolas para que le hicieran un masaje a Epstein. “Pero el masaje era una excusa para que Epstein las tocara” y acabara “abusando sexualmente de ellas”.
En algunos de esos encuentros, según la Fiscalía, Maxwell estaba presente y llegaba a participar activamente. Estos abusos tuvieron lugar en las casas que Epstein tenía en Florida, Nueva York, Islas Vírgenes, Santa Fe (New Mexico) y París (Francia). Esta manera de actuar cambió a partir del año 2000, cuando supuestamente Maxwell empezó a pagar a chicas para que realizaran los masajes e incluso para que captaran a otras jóvenes.
“La acusada jugó un papel esencial en la trama. Sabía exactamente lo que hacía, era peligrosa, estaba preparando niñas para un depredador”, subrayó Pomerantz, que recordó que Maxwell tiene seis acusaciones en su contra, cuatro de ellas relacionadas con el transporte de mujeres sexualmente y dos de ellas de tráfico sexual de menores.