El Gobierno interino de los talibanes ordenó ayer la prohibición de la popular red social china TikTok y el videojuego Player Unknown’s Battlegrounds (PUBG) por “engañar” a los jóvenes afganos. “El Ministerio de Comunicación y Tecnologías de la Información debe bloquear el juego PUBG y la aplicación TikTok, que engañan a la joven generación”, afirmó en Twitter el portavoz adjunto del Gobierno talibán, Enamullah Samangani, tras una reunión del Gabinete de ministros.
Al mismo tiempo, luego de una serie de explosiones que dejaron más de 11 muertos, se repitió la tragedia este viernes 22 de abril cuando un atentado con explosivos en una mezquita, el segundo ataque a un lugar de culto esta semana, en medio del mes sagrado del Ramadán, volviera a instaurar el terror. Como resultado del ataque, 33 personas murieron y hay otras decenas de civiles heridos. Se suman a los 11 muertos del día de ayer y más heridos.
El estallido se desarrolló en el distrito de Iman Sahib, en la provincia de Kunduz, luego de las oraciones tradicionales del viernes. El portavoz de la Policía regional, Obaidullah Abedi, afirmó que las víctimas no eran de la colectividad chií y que “estaban haciendo actividades religiosas”. Zabihullah Mujahid, vocero del gobierno talibán, escribió un tuit donde ratificó el número de muertos y esclareció que otras 43 personas están heridas. “Los perpetradores de estos incidentes son elementos malignos y se están haciendo serios esfuerzos para arrestarlos y castigarlos”, manifestó.
El último jueves la comunidad chií fue objeto de otro atentado en la mezquita norteña de Mazar-e-Sharif que arrojó un saldo de, al menos, 12 muertos y 35 heridos. Posteriormente, el grupo yihadista Estado Islámico se adjudicó la autoría de la agresión contra esta minoría que consideran “apóstata”. Sin embargo, ese no fue el único golpe que tenía a los chiíes en la mira. El martes pasado también hubo delitos en dos centros educativos del barrio de la colectividad en Dashte Barchi, al oeste de Kabul, que causó seis muertos y 25 heridos.
Existieron otros hechos en algunos puntos aislados de Kabul, pero que han sido inofensivos y no hicieron lamentar bajas. Las cifras oficiales emitidas por las autoridades, dicen algunos activistas, podrían ser falsas y especulan con un número mayor de víctimas. Estiman que buscan dar sensaciones de estabilidad aminorando la cantidad de damnificados.