En la jornada de ayer, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador presentó ante la ONU su proyecto, que tiene como objetivo terminar con la pobreza en el mundo. Para poner en marcha el mecanismo, se crearía un fondo surgido de una contribución “voluntaria” anual del 4% de las mil fortunas más grandes del mundo, un porcentaje similar de las mil empresas más poderosas y un 0,2% del Producto Bruto Interno de cada uno de los países ricos agrupados en el llamado G20.
El mandatario expuso que el fondo deberá distribuirse directamente y sin intermediación a los beneficiaros “para evitar la burocracia”, mediante la presentación de “una tarjeta o monedero electrónico”. A su vez, sugirió que sea el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional los que se encarguen de crear este “censo de los más pobres del mundo”. El destino inmediato de esos fondos sería “para los más ancianos y niños con discapacidades, becas de estudio, programas de apoyo para el aprendizaje profesional y distribución de vacunas y medicamentos gratuitos”, detalló.
López Obrador anunció que México propondrá a la Asamblea General de las Naciones Unidas un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar para “garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios”. “Sería insensato omitir que la corrupción es la causa principal de la desigualdad, la pobreza, la frustración, la violencia, la migración y de graves conflictos sociales”, proclamó en su discurso. Y como ejemplo de desigualdad mencionó la distribución de la vacuna contra el coronavirus. “Las farmacéuticas privadas vendieron el 94% de las vacunas, y el mecanismo Covax, creado por la ONU para países pobres, apenas ha distribuido el 6%, lo cual se trata de un un doloroso fracaso”. lamentó.
Para finalizar, el mandatario sentenció que “si no somos capaces de revertir estas tendencias mediante acciones concretas, no podremos resolver ninguno de los otros problemas que aquejan a los pueblos del mundo”. De sus críticas no se libró la ONU, que “nunca ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres”, según criticó tras reunirse con el secretario general de la organización, António Guterres, con quien llegó a la reunión del Consejo.