Shaukat Abbas, el jefe de antiterrorismo de la Policía de la ciudad de Peshawar, la capital de la provincia de Jaiber Pastunjuá, anunció este lunes que el número de muertos en el atentado suicida con explosivos del pasado domingo en Pakistán ascendió a 54 víctimas luego de que otras ocho personas gravemente heridas sucumbieran a sus heridas.
Un presunto suicida, que se cree que actuó solo, se inmoló una hora antes de una manifestación pública organizada por el partido Jamiat Ulema-e Islam (Asamblea de Clérigos Islámicos en urdu, JUI-F) en el distrito tribal de Bajaur, cerca de la frontera con Afganistán. Más de 100 personas resultaron heridas, muchas de ellas de gravedad, y están siendo tratadas en varios hospitales de Bajaur y otras localidades.
Hasta el momento nadie ha reivindicado el atentado. Sin embargo, la Policía ha iniciado una investigación sobre el ataque terrorista, uno de los más mortíferos de los últimos meses. El Gobierno ha declarado el estado de emergencia en varios hospitales de la región a los que ha traído paramédicos adicionales a fin de ayudar al personal sobrecargado.
El terrorista hizo estallar un chaleco cargado de explosivos y bolas de acero, para aumentar el daño entre las víctimas. Nadie ha reivindicado la autoría del atentado y los talibanes pakistaníes, que operan en la región, han negado estar detrás del mismo, afirmando que no apuntan contra las fuerzas de seguridad. La facción local del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que no se ha pronunciado hasta ahora, realizó en el pasado algunos ataques contra reuniones políticas y dirigentes del JUI-F.