A pesar de que los convoyes de Naciones Unidas y la Cruz Roja llegaron el sábado a la acería, a mediodía del lunes aún no había comenzado un viaje que, en condiciones normales, se realizaba en tres horas, pero que en medio de una guerra está lleno de dificultades. Hasta el centro de recepción de refugiados de Zaporiyia no llegaron ayer los de la acería, pero sí centenares de personas que huían de la zona del Donbás, incluidos algunos de Mariúpol, a quienes el trayecto les ha costado más de trece horas.
El jefe militar de la Guardia Militar Ucraniana aclaró que, según sus estimaciones, todavía quedan varios cientos de civiles en los búnkeres de Azovstal, incluidos hasta 20 niños. Además, dijo que también hay unos 500 heridos que esperan puedan salir de la acería. Naciones Unidas aseguró que primero serían evacuados las mujeres, los niños y los ancianos, una decisión que lamentó este lunes el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien aspira a que las evacuaciones de las ciudades asediadas por Rusia que se realizan con ayuda de la ONU incluyan también a soldados y a heridos.
Técnicos municipales, médicos y organizaciones humanitarias estuvieron coordinados para recibir al convoy de los primeros evacuados. Llegarán a un centro de recepción, organizado en el aparcamiento de un centro comercial, que cuenta con carpa de alimentación, hospital de primeros auxilios y la atención de numerosos voluntarios, y al que llegan cada día refugiados de otras zonas.
Por esas instalaciones pasaron desde el inicio de la guerra 50.000 personas, según relató uno de los trabajadores del Ayuntamiento de Zaporiya que se ocupa de comprobar la documentación de los refugiados y de anotarlos en un listado en cuanto bajan de sus vehículos particulares o del autobús.
Por su parte, el ministerio de Defensa ruso y varios medios de la región aseguran que un centenar de los civiles atrapados en la acería habrían sido capturados por los militares ucranianos para usarlos de escudo y así negociar su propia salida. De esto se desprende que hayan pasado tantos días de negociaciones en torno a los mecanismos de este procedimiento, ya que los militares ucranianos exigían su propia salvaguarda y posterior exilio, para no ser reprendidos por las fuerzas de su país a las que, aparentemente, habrían “traicionado” por no “luchar hasta morir” defendiendo la acería.