La cifra de muertos por las inundaciones y los deslizamientos de tierra en el estado brasileño de Río de Janeiro aumentó a 171, informaron las autoridades locales el domingo 20 de febrero en horas de la noche. Al menos 856 personas permanecen alojadas en albergues y 126 aún están desaparecidas.
Debido al desastre, varias escuelas y universidades de la región se convirtieron en centros de apoyo para albergar a las personas sin hogar y brindar ayuda a los más necesitados. Los esfuerzos de búsqueda y rescate por parte de voluntarios y bomberos continúan luego de las lluvias torrenciales que azotaron la ciudad de Petrópolis, ubicada en un área montañosa al norte de Río de Janeiro.
La alcaldía de la ciudad pidió a los residentes que se queden en casa, ya que se están llevando a cabo esfuerzos a gran escala para limpiar las calles. En declaraciones a los medios, el gobernador del estado de Río de Janeiro, Claudio Castro, había señalado que la región fue testigo de las lluvias más intensas de las que se tengan información desde 1932. El gobernador describió la situación como una “zona de guerra”, con autos colgados de los postes y las calles llenas de barro y agua.
Las autoridades señalaron la semana pasada que Petrópolis registró el pasado martes, en seis horas, la cantidad de precipitación que se esperaba para todo febrero. En 2011 más de 900 personas murieron y al menos 100 desaparecieron en hechos similares en la región.
