Hace 300 años una supuesta sirena momificada fue encontrada en el Océano Pacífico. En 2022, un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencias y Artes de Kurashiki, en Japón, realizó varias pruebas para poder descubrir su naturaleza. Entre los estudios, se hizo una tomografía computarizada.
El resultado, que cerró tres siglos de misterio, arrojó que no se trataba de ninguna especie de criatura sobrenatural, sino que era una pieza artificial, es decir, hecha por personas.
Los científicos explicaron que no encontraron evidencia alguna de piezas óseas, sino que está hecha de papel, tela y algodón. Mientras que la parte inferior del cuerpo proviene de una cola un pez, y la hipótesis que se maneja es que fue añadida por su quien la creó.
Según determinaron, la supuesta momia fue creada a partir del torso y la cabeza de un mono, cosida a la mitad trasera de un pez. La misma había sido “capturada” entre los años 1736 y 1741 frente a la costa de Fiji, y posteriormente marineros japoneses la compraron.
Las sirenas en la cultura japonesa
Hiroshi Kinoshita, miembro de la Sociedad Folclórica de Okayama, explicó que es probable que la criatura haya tenido un significado religioso, debido a que “las sirenas japonesas tienen una leyenda de inmortalidad”.
“Se dice que si comes la carne de una sirena, nunca morirás. Existe una leyenda muy famosa en Japón, ‘Yao-Bikuni’, que cuenta la historia de una mujer comió accidentalmente la carne de una sirena y vivió 800 años”, contó Hiroshi.
Y añadió: “Esta leyenda también se conserva cerca del templo donde se encontró la momia sirena. Escuché que algunas personas, creyendo en la leyenda, solían comer las escamas de las sirenas momias”.
Hace 40 años que la sirena está guardada en la ciudad japonesa de Aasakuchi. Allí, muchos locales adoraron a la criatura creyendo que esta traería la vida eterna. Incluso, durante los peores momentos del Covid-19, se manifestaba la esperanza de que la sirena “ayudara a aliviar la pandemia”.