Ante el temor de un frío invierno, en medio de la crisis energética y de las críticas a Rusia, señalada en varias capitales europeas por aprovechar la situación para forzar la aprobación del controvertido gasoducto Nord Stream 2, que evita Ucrania como país de tránsito, los responsables de las instituciones comunitarias se han comprometido en Kiev con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, a aumentar los envíos de gas desde la UE.
A medida que las temperaturas bajan y el precio de la energía se dispara, el suministro se ha convertido en un tema clave en las últimas semanas. También el gasoducto Nord Stream 2, que transcurre bajo el Mar Báltico y entregará gas ruso directamente a Alemania, y al que Kiev se opone porque podría perder más de 2.000 millones de dólares (unos 1.735 millones de euros) al año en tarifas de tránsito y porque teme que esto erosione, además, su posición internacional.
Ucrania era uno de los mayores consumidores de gas natural de Rusia hasta que en 2014 Moscú se anexionó la península de Crimea con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional. En noviembre de 2015, Kiev dejó de comprar gas a Rusia y aumentó las compras a Europa, aunque en realidad la mayoría de ese producto es gas ruso revendido.
Los responsables de las instituciones comunitarias hablaron de relaciones económicas y comerciales. También de las reformas en justicia y lucha anticorrupción sobre las que tiene que avanzar Ucrania para mantenerse en la senda de la cooperación con la UE. Sin embargo, para frustración de Kiev, visibilizaron que la eventual adhesión del país del Este al club comunitario ni siquiera es un tema sobre la mesa.