La guerra de Israel contra la agrupación terrorista Hamás toma una nueva dimensión, luego de la liberación de dos rehenes por parte de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) que se encontraban retenidos en la ciudad de Rafah, limítrofe con Egipto, en edificios civiles.
Luego de este operativo, gracias al que Fernando Marman y Luis Har ya están en sus casas luego de más de 4 meses de secuestro, tanto el primer ministro Benjamin Netanyahu como los altos mandos militares israelíes afirmaron que se está preparando una incursión contundente en Rafah, donde según los informes de inteligencia quedan las estructuras más fuertes de Hamás y los túneles que pasan por debajo del muro egipcio y mediante el cual se trafican armas desde hace años.
Por su parte, las autoridades del gobierno egipcio afirmaron que, de realizarse una incursión militar en Rafah, se terminaría el acuerdo de paz con Israel. El “Camp David”, que establece un “marco de trabajo para la paz en Medio Oriente”, incluye una autonomía limitada para los palestinos, a los que Egipto se negó a recibir en 1978 durante la firma del acuerdo, a pesar de que hasta 1967 Gaza era parte de su territorio.
No conformes con no querer administrar Gaza, las autoridades egipcias aplicaron fuertes controles en sus fronteras con el enclave, hasta que en el año 2009 comenzaron a construir un muro de hormigón y acero que, al día de hoy, cubre toda la frontera de 14km que divide al país de Gaza y al que reforzaron en los últimos meses para impedir que los civiles desplazados por la guerra ingresaran al país.
Ante los avances de las tropas israelíes y la confirmación de que no se van a detener hasta acabar con todo Hamás, el gobierno egipcio comenzó a trasladar camiones con armamento antiaéreo a la frontera con Israel, en un movimiento que pone en alarma a todos los países de la región, todos árabes. Sin embargo, y aunque hace años estos países destinan millones en “ayuda humanitaria” para la población gazatí, ninguno de ellos está dispuesto a recibir a un solo civil de la Franja.