Una mujer cursaba un embarazo complejo y estaba atenta a cualquier indicio de dificultad. Esperaba mellizos y por eso su régimen de monitoreo era más que estricto. Sin embargo, algunos indicadores comenzaron a dar malas señales y hubo que apurar el parto.
Ambos bebés –nena y nene- nacieron de una cesárea el pasado 8 de marzo en Liverpool y fueron llamados Louie y Neve. Louie, el mayor, no tuvo complicaciones; sin embargo, el temor de los padres estaba sobre Neve –la bebé- debido a que su condición era más débil.
Laura Hough, madre de las criaturas, contó que el embarazo entró en una etapa de mucho riesgo a las 27 semanas, debido a que no estaban pasando todos los nutrientes por la placenta. Sin embargo, los médicos decidieron llevar la gestación hasta las 30 semanas, cuando finalmente se le practicó la cesárea.
A partir de ese momento los hermanitos fueron separados y llevados a incubadora, pero era Neve quien generaba más preocupación y el panorama no era alentador: día a día los médicos le daban información sobre las condiciones de la bebé y le decían que esperaban el peor desenlace.
No obstante, Laura se mantuvo día y noche firme y nunca perdió las esperanzas: a pesar de las opiniones de los profesionales, la bebé empezó a mostrar signos de mejoría.
Pero el momento más hermoso se produjo hace pocas noches atrás, cuando el personal de salud tomó la decisión de juntar a los hermanitos por primera vez desde que salieron de la panza de su mamá.
Y es que tanto Louie como Neve se dieron un conmovedor abrazo en la incubadora apenas estuvieron en contacto. La escena se repitió y se hizo tan conocida en el hospital que médicos y enfermeros se acercaron para comprobarlo con sus propios ojos. En uno de dichos abrazos se tomó la foto, que luego se viralizó.
Ambos continúan con su proceso de estabilización y toda su familia aguarda el alta para poder descansar en casa.