Francisco inauguró el Año Nuevo el viernes con la tradicional bendición del Ángelus desde la biblioteca papal pese a la ciática que le impidió asistir a las celebraciones del nuevo año en la basílica de San Pedro.
El pontífice, que parecía relajado de pie en un atril en el Palacio Apostólico, le deseó a los fieles que lo seguían por video “un año de paz, un año de esperanza”. Sonrío a la cámara mientras repetía su tradicional despedida, “no olviden rezar por mí”, y deseo a todos “un buen almuerzo”.
La bendición papal se trasladó al interior del palacio en lugar de realizar en una ventana con vistas a la Plaza de San Pedro para no animar a los fieles a congregarse allí ya que Italia adoptó estrictas medidas para luchar contra el coronavirus durante las fiestas.
El Vaticano anunció el viernes que el papa no presidiría el rezo de Nochevieja ni la misa de Año Nuevo en la basílica por una “dolorosa ciática”.
Tras el Ángelus, el papa pidió por la paz en Yemen, donde los niños viven “sin educación, sin medicamentos, hambrientos”, y por la liberación de Moses Chikwe, obispo de la diócesis nigeriana de Owerri, que fue secuestrado el domingo por hombres armados.
En su bendición, el Francisco dijo que “la pandemia nos ha enseñado lo necesario que es interesarnos por los problemas de los demás y compartir sus preocupaciones”.