La exposición “Paraísos naturistas” en la ciudad francesa de Marsella recibe personas completamente desnudas al menos una vez al mes. No obstante, ha puesto el requisito de asistir con zapatos para evitar problemas con las astillas.
La exposición del Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (Mucem), visible hasta el 9 de diciembre, también recibe visitantes completamente vestidos, fuera de estos horarios específicos.
Marsella ha sido históricamente “un lugar clave del naturismo”, explicó a la agencia AFP Bruno Saurez, presidente de la asociación naturista local, fundada en 2014 y coanfitrión de la visita.
Cerca de este importante puerto hay una zona de calas de gran belleza, actualmente zonas naturales protegidas y de difícil acceso.
A principios del siglo XX, un abad, Urbain Legré, que tenía a su cargo niños enfermos de tuberculosis, propuso a los padres a y sus superiores de su orden religiosa llevar a los niños a esa zona para que tomaran baños de sol e hicieran ejercicios al aire libre.
“Es lo que se hacía en Suiza, en Alemania”, donde el movimiento naturista nació con la corriente higienista en el siglo XIX, recuerda el experto.
“Estos niños disfrutaron tanto de esta experiencia que crearon las primeras asociaciones naturistas en Francia: los Naturistas de Provenza en 1930 y los Libres Culturistas de Provenza en 1931″, detalla Saurez.
No hay una clasificación internacional de destinos turísticos nudistas, la información circula informalmente entre los aficionados.
“Estamos un poco pisándonos los talones con España en cuanto al número de entradas en los centros de vacaciones. No contamos a los naturistas de playa, que son muy numerosos y no necesariamente van a los centros”, relativiza Bruno Saurez.