El biógrafo del Papa Francisco, Austen Ivereigh, confirmó que el Sumo Pontífice decidió aplicar medidas disciplinarias extraordinarias contra uno de sus críticos más acérrimos, el cardenal estadounidense Raymond Burke. Según la información proporcionada, el Papa retiró el sueldo mensual de 5.500 euros y la concesión gratuita de un lujoso departamento de 417 metros cuadrados en el Vaticano que Burke disfrutaba.
Según Clarín, esta decisión se enmarca en la larga historia de desacuerdos entre el cardenal Burke y el Papa Francisco, quien ha sido un defensor de reformas progresistas en la Iglesia Católica. Burke, de 75 años, es una voz destacada entre los conservadores que se oponen a las decisiones del Papa, especialmente en el contexto del Sínodo de los Sínodos, un proceso de consulta que busca abordar los desafíos contemporáneos que enfrenta la Iglesia.
El cardenal Burke, desde los primeros días del pontificado de Francisco, expresó abiertamente su desacuerdo con las reformas propuestas, convirtiéndose en uno de los líderes más destacados de la resistencia conservadora, principalmente representada por la iglesia estadounidense.
Las medidas disciplinarias no se limitaron solo a Burke. A principios de noviembre, el Papa destituyó al obispo Joseph Strickland de Tylor, en Texas, otro crítico persistente de las decisiones papales. Strickland se negó a renunciar después de la visita de dos obispos enviados por el Papa, lo que llevó a su destitución.
La noticia de las sanciones contra Burke inicialmente surgió a través de filtraciones de un anuncio del Papa en una reunión de jefes de dicasterios de la Curia Romana. Decían que Bergoglio afirmó que Burke “es mi enemigo” y que no estaba dispuesto a que continuara utilizando las facilidades de su departamento de lujo en el edificio Vaticano junto a la plaza de San Pedro. Aunque el Vaticano no confirmó ni desmintió la información durante dos semanas, el propio Austen Ivereigh, biógrafo papal, finalmente confirmó las medidas punitivas, pero negó que el papa haya dicho que Burke es su enemigo.
LA RESPUESTA DE BURKE
Austen Ibereigh dijo sobre su contacto con el papa Francisco: “Me dijo que había decidido remover los privilegios cardenalicios del cardenal Burke (su apartamento y salario) porque había usado esos privilegios contra la Iglesia. Agregó que no tenía intención de hacerlo público”.
Burke, en respuesta a las sanciones, afirmó: “La gente puede sacar sus propias conclusiones de porque el Santo Padre le dijo esto a Austen Ivereigh y no a la persona en cuestión. Es mi deber permanecer en Roma, aunque tenga que buscar otro lugar donde vivir”.
Además, aunque no reaccionó públicamente, en un boletín que publica dedicado a los fieles escribió “la confusión, la división y el error han entrado incluso en la Iglesia”.
En dos oportunidades, el cardenal, junto a otros purpurados muy conservadores aprovecharon los Sínodos de la Familia para lanzar las “dubia” (dudas) pidiendo aclaraciones doctrinarias al Papa en defensa de las posiciones tradicionalistas y conservadoras.
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