El primer ministro de Irak, Mustafá al Kazimi, salió ileso de un intento de asesinato con drones explosivos contra su residencia en Bagdad en la madrugada del domingo, en una nueva escalada en la crisis política que atraviesa el país. Varios países, incluyendo Estados Unidos e Irán, condenaron el ataque, el primero de este tipo contra la residencia de Kazimi, ubicada en la Zona Verde, un perímetro ultraprotegido que acoge también la Embajada estadounidense.
El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo sentirse “aliviado” al saber que el primer ministro “no resultó herido” y exigió que los autores del “ataque terrorista” sean juzgados.
El intento de asesinato contra el primer ministro iraquí fue llevado a cabo con “tres drones, dos de los cuales fueron derribados” por la guardia personal del primer ministro, indicaron dos fuentes de seguridad. El tercero explotó su carga contra la residencia, hiriendo a dos guardaespaldas de Kazimi.
“Mi casa ha sido blanco de una agresión cobarde y gracias a Dios, los que trabajan conmigo y yo estamos bien”, dijo Al Kazemi en una breve intervención publicada en su cuenta de Twitter. Añadió que “los misiles y los drones nunca construyen patrias ni futuro” y aseveró que trabajará para “construir” la nación “mediante el respeto del Estado y sus instituciones para un futuro mejor para los iraquíes”.
El atentado se produce tan solo dos días después de que estallaran violentos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los partidarios de la agrupación de milicias Multitud Popular, que se manifestó en la Zona Verde de Bagdad en rechazo a los resultados de los comicios, que tachan de “fraudulentos”.
Los choques dejaron dos personas muertas y más de un centenar de heridos, entre ellos policías, mientras que los principales líderes de las milicias proiraníes del país han acudido al funeral de los manifestantes “mártires”.