El rey Carlos III se tomó un día libre. Un jueves de reflexión, privado, para descansar, pensar su futuro y el de su reino, luego de asumir inmediatamente después que murió Isabel II, a su lado, en el palacio de Balmoral.
Después de la larga procesión desde el palacio de Buckingham el miércoles, donde él, sus tres hermanos, sus hijos William y Harry, sus nueras, las princesas Meghan y Kate, más Lord Snowdon, el hijo de la princesa Margarita, entregaran a la reina a la nación, el partió hacia Highgrove, su casa de fin de semana, su residencia favorita.
No atenderá ninguna ceremonia este jueves. Aunque leerá las Red Box del gobierno, esas cajas rojas con asuntos y secretos de Estado, que no ha podido mirar desde que comenzaron las ceremonias fúnebres. Lo acompaña Camilla, la nueva reina consorte, detalla Clarín.
En el funeral, que se planificó a lo largo de 30 años, que se conoce como Operación London Bridge, hay un día libre para el nuevo soberano, lejos de sus actividades oficiales.
¿Malhumorado y caprichoso?
Si el rey no se modera, sus destempladas reacciones no serán perdonadas por sus súbditos ni por los humoristas ni por los diarios frente a la impecable trayectoria de su madre, que jamás tuvo un gesto de destemplanza pública similar. Este es el segundo desde su asunción y una característica aparece: Carlos III es extremadamente caprichoso, según Clarín.
El rey asistió a un servicio conmemorativo y se comprometió a “buscar el bienestar” de toda la gente de Irlanda del Norte, antes de volar a RAF Northolt. El martes por la noche regresó al Palacio de Buckingham, donde presenció la llegada del ataúd de la reina y la acompañó, junto a la familia real completa.
Allí William y Harry abandonaron su larga pelea para comer todos juntos, con su padre y sus primos, en una cena privada en el palacio, para despedir a la reina.
Un contraste con la comida a solas de Harry con su tía, la princesa Anne, en Balmoral mientras su padre, la reina consorte y su hermano William cenaban ese mismo día en Birkhall, el palacio de su padre, el día que la reina murió.