El rover Perseverance de la NASA transformó dióxido de carbono de la atmósfera de Marte en oxígeno. Se trata de la primera vez que esto sucede en el planeta rojo.
“Este es un primer paso fundamental para convertir el dióxido de carbono en oxígeno en Marte”, dijo Jim Reuter, administrador asociado de la dirección de la misión de tecnología espacial de la NASA.
La demostración tuvo lugar el 20 de abril y se espera que las subsiguientes versiones del instrumento experimental utilizado allanen el camino para la exploración humana en el futuro.
El proceso no solo puede producir oxígeno para que respiren futuros astronautas, sino que también podría evitar el transporte de grandes cantidades de oxígeno desde la Tierra para usarlo como propulsor de cohetes en el viaje de regreso.
MOXIE
El Experimento In Situ de Utilización de Oxígeno en Marte (MOXIE por su sigla en inglés) es una caja dorada del tamaño de una batería de automóvil y se encuentra del lado frontal derecho del rover.
Apodado “árbol mecánico”, utiliza electricidad y química para dividir las moléculas de dióxido de carbono, que están formadas por un átomo de carbono y dos de oxígeno.
También produce monóxido de carbono como subproducto. En su primera ejecución, MOXIE produjo 5 gramos de oxígeno, equivalente a unos 10 minutos de oxígeno respirable para un astronauta que realiza una actividad normal.
Los ingenieros de MOXIE -diseñado para generar hasta 10 gramos de oxígeno por hora- realizarán ahora más pruebas e intentarán aumentar su rendimiento.
Diseñado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), MOXIE fue construido con materiales resistentes al calor, como aleación de níquel, para tolerar las temperaturas de 1.470 grados Fahrenheit (800 Celsius) requeridas para su funcionamiento.
Una fina capa de oro asegura que no irradie calor y dañe al rover. El ingeniero de MIT Michael Hecht dijo que una versión de MOXIE de una tonelada podría producir las aproximadamente 25 toneladas de oxígeno necesarias para que un cohete despegue de Marte.
Producir oxígeno de la atmósfera de Marte, compuesta en un 96% de dióxido de carbono, podría ser una opción más factible que hacerlo extrayendo hielo de debajo de su superficie y luego electrolizar.