Los venezolanos aguardaban ansiosos los resultados de las elecciones presidenciales del domingo, que podrían allanar el camino para poner fin a 25 años de un gobierno autoproclamadado como socialista, mientras algunos centros de votación permanecían abiertos más de dos horas después del lapso límite para cerrar.
El presidente Nicolás Maduro, en busca de un tercer mandato, se enfrentó a su desafío más difícil hasta ahora del más improbable de los opositores: Edmundo González. El diplomático retirado era un desconocido en el mundo político hasta hace poco y fue el elegido para reemplazar a última hora a la líder opositora María Corina Machado, inhabilitada para ejercer cargo público por 15 años.
Otros ocho aspirantes a presidente de Venezuela participaron en la contienda con un apoyo popular inicial minoritario.
El cierre de los centros de votación, previsto para las 6:00 de la tarde, se atrasó y casi horas después aún había varios de ellos abiertos sin que las autoridades se pronunciaran al respecto.
Hubo roces entre seguidores del gobierno y de la oposición en algunos puntos de votación.
La oposición pidió a las autoridades del Consejo Nacional Electoral que iniciaran el conteo de votos.
Según el gobierno de Nicolás Maduro, los resultados se darán a conocer a partir de las 10:00 de la noche, una vez que haya tendencia irreversible. Está prohibida la publicación de encuestas a boca de urna.
No obstante, antes de conocerse datos del conteo, Jorge Rodríguez, jefe de campaña del presidente Nicolás Maduro y jefe de la Asamblea Nacional de mayoría abrumadora del oficialismo, se mostró confiado que los comicios presidenciales del 28 de julio serán favorables para el oficialismo.
Rodríguez se abstuvo de dar cifras pero se presentó con una sonrisa afirmando que los oficialistas “sí somos respetuosos de las leyes de nuestro país y la Constitución” y pacientemente “esperaremos” el primer boletín preliminar del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Filas de electores estuvieron apostadas a las puertas de los centros de votación en la capital venezolana y en otras partes del país horas antes de que abrieran las urnas a las 6:00 de la mañana. Algunos votantes se fueron aglomerando incluso desde la noche del sábado, en una muestra de la importancia para el futuro del país de las elecciones.
Maduro fue uno de los primeros en votar y llamó a sus rivales a respetar los resultados. “Nadie va a llevar a Venezuela al caos. Yo soy Nicolás Maduro Moros, presidente-pueblo, y reconozco y reconoceré al árbitro electoral, los boletines oficiales y haré que se respeten”, dijo.
Clarisa Machado, una socióloga de 74 años, que admitió que votó por Maduro en la barriada popular de Petare, dijo que “la gente está más despierta, más consciente” y se mostró confiada en que la experiencia vivida tras años de severa crisis le permitirá al gobierno sortear situaciones difíciles y mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
“Nosotros los venezolanos cuando nos tumban, nos levantamos y eso sirve de experiencia para no volver a caer”, añadió.
El candidato unitario opositor expresó su satisfacción por la masiva presencia de venezolanos el domingo en los centros de votación al sufragar poco antes del mediodía.
“Hoy más que nunca los venezolanos estamos demostrando que somos un solo pueblo. Lo que vemos son colas de alegría y esperanza. Hoy comienza el día de la reconciliación de todos los venezolanos”, dijo González rodeado de periodistas poco después de emitir su voto en Caracas.
“El espíritu democrático de los venezolanos está más vivo que nunca. Llegó la hora de la reconciliación de todos venezolanos, llegó la hora del cambio”, acotó el exembajador.
González prometió que, de salir victorioso, trabajará para crear las condiciones para que los casi 8 millones de venezolanos que han emigrado en años recientes huyendo de la crisis se sientan animados a regresar al país.
“En el nombre de dios todo va a salir bien. Cada quien va a ocupar su puesto y pues el cambio por Venezuela”, dijo Judith Cantillo, una empleada doméstica de 52 años, en Petare, al este de la capital venezolana.
“Ya estamos cansados”, dijo. “Para mí un cambio en Venezuela (es) que haya empleo, que haya seguridad, que haya medicina en los hospitales; un buen pago para los profesores, para los médicos”.
En otra zona de Caracas, Liana Ibarra, una manicurista de 35 años, dijo que llegó al centro de votación a las 3 de la mañana y ya había al menos 150 personas delante de ella.
“Antes había mucha indiferencia hacia las elecciones, pero ya no”, dijo y comentó que si el opositor González no gana, buscará emigrar a Estados Unidos junto con su hijo. “No podemos soportarlo más”.
La popularidad de Maduro se ha desgastado tras una crisis social y económica que en la última década aumentó la pobreza, el hambre, el costo de vida y que empujó a más de 7,7 millones de venezolanos a migrar en busca de mejores condiciones. Aunque ha pasado lo peor de la crisis, que hace años provocó una importante escasez de alimentos, la gente aún enfrenta dificultades para cubrir sus necesidades.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de crudo del mundo, pero su producción fue en declive en los últimos años, en parte debido a la mala gestión del gobierno, la corrupción en la empresa petrolera estatal y las sanciones comerciales.
En 2018, tras una reelección de Maduro que Estados Unidos y otros países calificaron de ilegítima, el entonces gobierno de Donald Trump impuso sanciones al gobierno venezolano, lo cual sólo profundizó la crisis.
Las elecciones coincidieron con el que sería el cumpleaños 70 del expresidente Hugo Chávez, el histórico líder que falleció de cáncer en 2013 dejando en Maduro las riendas de la que llamó la revolución bolivariana.
Los más de 21,3 millones de venezolanos facultados para votar el domingo estaban llamados a elegir entre los rostros que aparecían en la boleta — el de Maduro se repitía 13 veces — con la idea de si quieren revalidar el cuarto de siglo de gobiernos autoproclamados socialistas que inició Chávez o tomar un nuevo rumbo ante las promesas de “libertad” y cambio de la coalición opositora.
A diferencia de las dos anteriores elecciones (2013 y 2018), Maduro enfrentaba el domingo el mayor desafío del partido de gobierno desde 1999. El mandatario y sus aliados buscaban mantener el control de todas las ramas del poder por al menos seis años más, en momentos en que su base luce dividida, disminuida y decepcionada, según algunos analistas.
La oposición, que aspiraba a capitalizar el descontento de muchos venezolanos hastiados de la situación social y económica, enfrentó diversos obstáculos durante la campaña. El principal fue la imposibilidad de que la exlegisladora María Corina Machado se registrara como la candidata de unidad, luego de que las autoridades judiciales la inhabilitaran por 15 años. Sin embargo, ella se volvió en la fuerza motriz detrás de González, quien finalmente fue escogido como el candidato del principal bloque opositor.