Un pueblo medieval en la costa este de Inglaterra está desmoronándose en el mar del Norte. A medida que el clima continúa volviéndose más cálido y húmedo en invierno, el suelo arcilloso de esta tierra se vuelve menos estable.
Las defensas construidas por el ayuntamiento se deterioraron al aumentar el coste de su mantenimiento. Las autoridades locales compraron las viviendas más amenazadas y ayudaron a algunos habitantes a trasladarse al interior. Pero las más de mil personas que permanecen en Happisburgh se preguntan si la erosión seguirá acelerándose.
“Sí, hace mucho tiempo se podría haber hecho más para proteger esta comunidad. Ahora es un poco tarde. Cuando nos mudamos aquí hace 25 años decían ‘nunca dejarán que desaparezca el faro, nunca dejarán que desaparezca la iglesia’... si desaparece Happisburgh pasará directamente a Wroxham y luego a Norwich. Pero parece que no hacen nada y no sé si alguna vez lo harán”, opina Lizzy Cane, una habitante del lugar consultada por una agencia de noticias local.
En total, en veinte años han desaparecido 34 casas de este tramo de costa. Con el avance del cambio climático generado por el daño ambiental de corporaciones y la explotación desmesurada de los recursos, si no se hace nada, docenas más desaparecerán en el espacio de otras dos décadas, según estiman los expertos.