La primera ministra francesa, Elisabeth Borne, presentó a la Asamblea Nacional durante la jornada de este lunes su reforma de las pensiones , que apunta en particular a aplazar la edad legal a los 64 años para ambos sexos, luego de semanas de protestas y huelgas.
El ejecutivo de Borne, parte del Gobierno de Emmanuel Macron, se ha topado con reiteradas presiones de algunos parlamentarios de derecha en los últimos días. Por eso, la primera ministra anunció el domingo que había escuchado las demandas de algunos de ellos sobre largas carreras. Al anunciar en particular que quienes comenzaron a trabajar entre los 20 y los 21 años podrán jubilarse a los 63 y no a los 64.
Sin embargo, tal concesión ha sido rechazada por parlamentarios de izquierda, en particular de La Francia Insumisa, quienes han adelantado su voto en contra. En ese sentido, los diputados de la alianza de Nupes (en la cual se agrupa parte de la izquierda), reavivados por las numerosas movilizaciones, quieren acaparar la palabra en el Hemiciclo para “revelar la ridiculez y la injusticia de esta reforma” , dice el diputado por LFI, Antoine Léaument. “El Gobierno está febril... durante dos semanas vamos a ir a las castañas y nos las vamos a fumar”.
En caso de dificultades, el Gobierno de Macron podría en todo caso valerse del artículo 49.3 de la Constitución, que le permitiría hacer adoptar este texto sin el voto de los parlamentarios. Pero aunque oficialmente no se ha declarado que se utilizará este recurso, la primera ministra reconoce que “en el estado actual, vamos directo hacia allá “.
Según los informes de encuestadoras y la evaluación de los datos recolectados en las semanas de protestas, hay una mayoría de franceses que considera que es necesario reformar el sistema de pensiones porque la esperanza de vida es cada vez más importante y por tanto hay una necesidad de financiar el sistema de pensiones. Hay una mayoría que sí es favorable, en principio, a una reforma. Pero considera que la reforma que hay que hacer es muy diferente a la que propone hoy el gobierno ya que ésta es esencialmente injusta.
Injusta con las mujeres y con las personas que tienen trabajos penosos, trabajos que son difíciles físicamente. Es injusta igualmente con las personas que han comenzado a trabajar muy tarde. En otras palabras, una mayor parte de la sociedad francesa considera que es necesario reformar el sistema de pensiones actuales. Pero esa misma mayoría considera que la reforma propuesta por el gobierno no es la que hay que hacer.
Se espera que durante esta jornada, miles de personas copen las calles de París nuevamente.