Más de un centenar de periodistas de medios extranjeros asistieron a una base militar al norte de Tel Aviv para visionar una compilación de material audiovisual de 43 minutos, en el que se recopilaron imágenes y videos sobre los ataques de Hamás a la población. El ejército israelí los convocó con el objetivo de dar a conocer el horror de la matanza cometida en Israel el 7 de octubre y probar “crímenes de lesa humanidad”.
Matanzas en directo, ríos de sangre, decenas de cuerpos calcinados y un soldado decapitado figuran en una compilación de material audiovisual, gran parte de él inédito. Las imágenes fueron captadas por las propias cámaras que los miembros de Hamás llevaban encima, de seguridad de los kibutz masacrados, de video vigilancia de carreteras, y vídeos grabados con sus móviles por víctimas, soldado y personal de los servicios médicos.
Antes del visionado, el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari advirtió que “lo que se ve en las imágenes son crímenes de lesa humanidad”. Además, indicó que “muestran que los terroristas de Hamás entraron a Israel con el único propósito de matar civiles”.
Sin duda, todas las escenas impactaron a los periodistas que asistieron al lugar, pero la más dura fue en la que se ve como un padre con sus dos hijos, de unos 12 y 10 años, recién levantados y todavía en ropa interior, se refugian en el búnker del patio de su casa de uno de los kibutz más próximos a la Franja de Gaza, cuando escuchan disparos y explosiones.
Acto seguido, dos miembros de Hamás equipados, los ven entrar al búnker y lanzan una granada hacia ese lugar. El padre trató de proteger a sus hijos. Sin embargo, ellos salen llorando. Un hombre de Hamás los lleva adentro de su vivienda, les ofrece agua, mientras los niños, en estado de shock, lloran y gritan.
“¿Por qué estoy vivo? ¿Por qué estoy vivo?”, dice mientras llora el mayor de los niños, a su vez trata de consolar a su hermano, que dice que no ve por un ojo.
Minutos más tarde, la madre de los niños llegó al lugar con dos guardias de seguridad del kibutz. Ingresan a la casa y cuando ella observa el cuerpo de su esposo destrozado por la granada, comienza a llorar. Sin audio, el grito mudo de dolor de ella transciende la pantalla, e inmediatamente se ve como los guardias tratan de calmarla, le tapan la boca para que no la oigan y se la llevan a resguardo.
Luego, el complicado continúa con una gran cantidad de clips con otros asaltos a casas de los kibutz colindantes al enclave, o de la masacre en el festival de música electrónica de Reim: muchos se escondieron en los baños portátiles o debajo de los coches, los milicianos de Hamás les dispararon sin piedad, asegurándose de que no salieran vivos.
En un vídeo se ve cómo asesinan a una joven escondida debajo de una mesa suplicando que no la maten, o como machacan con una azada la cabeza de un hombre moribundo, mientras gritan en árabe “Allahu Akbar” (Dios es grande).
También se pudo escuchar la llamada que un atacante de Hamás realiza a sus padres en Gaza desde el teléfono de una de sus víctimas. “Mirad las fotos que os he mandado a tu Whatsapp. He matado a diez. Tengo sangre judía en mis manos. Espero que estéis orgullosos de mí”, les dice a sus padres quienes asustados y llorando, le piden que regrese.
El portavoz del Ejército admitió que en los últimos días se enfrentaron al “dilema” sobre si mostrar y difundir estas imágenes, pero aclaró que forman parte del proceso interno que necesita Israel para “entender por qué está en guerra”.
“No tiene nada que ver con los palestinos o el islam, se trata de no permitir que gobierne el terror”, aseguró sobre el grupo islamista Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza desde 2007.
Los intensos e indiscriminados bombardeos israelíes de represalia sobre la Franja han causado más de 5.000 muertos, al menos el 70 % son mujeres, niños y ancianos, y más de 15.000 heridos, la mayor catástrofe humana también vivida en el castigado enclave.
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