México marcó un antecedente en su historia penal y judicial, luego de que una jueza dejara participar a un perro en un juicio contra su dueña por maltrato animal. Chato es un boxer de 9 años que fue rescatado en un cateo realizado por elementos de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC), en el municipio de Etchojoa.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJE) informó que en la audiencia por maltrato animal, en agravio del canino “Chato”, el agente del Ministerio Público formuló la imputación y el juez vinculó a proceso a la imputada Juana “N”, quien supo ser la dueña del perro.
Como la mujer no podrá salir del lugar de residencia mientras se lleva el proceso, la audiencia se hizo vía streaming donde informaron que “se otorgó un mes de plazo para la investigación complementaria”.
Mientras que, a su vez, la encargada del refugio para animales y quien es cuidadora temporal de Chato no pudo participar de la Audiencia Judicial que se hizo a través de zoom.
Fue entonces que, ante esta situación, la jueza del caso autorizó la participación del perro en la audiencia y el abogado querellante llegó con Chato a la sala. Durante una hora y 10 minutos, el tiempo que duró la audiencia, el can permaneció tranquilo y atento, según informó UNO TV.
El rescate de Chato
Chato fue rescatado durante un allanamiento que ordenó la Justicia el pasado 11 de febrero por elementos de la AMIC, a raíz de una denuncia ciudadana de maltrato.
Cuando llegaron los oficiales, el perro se encontraba a la intemperie dentro de un lote baldío ubicado en la colonia 14 de febrero, en Etchojoa, Sonora.
Además, estaba amarrado sin agua ni comida, por lo que presentaba angustia, estrés, sed, insolación y desnutrición; sus costillas eran visibles y se puso en riesgo su vida, según precisaron las autoridades estatales.
Tras 40 días de recibir alimentación y atención, Chato cambió y comenzó a lucir juguetón y feliz. Sin embargo, ahora presenta obesidad, por lo que será atendido por personal del refugio Cashitos de Esperanza, a cargo de Margarita Murillo, en Huatabampo, donde le brindan asilo, atención personal y médica.