El temblor de magnitud 6,8, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, dejó en Ecuador y Perú al menos 15 muertos, cientos de heridos y numerosas casas y edificios caídos en comunidades vastamente distintas, desde la zona costera hasta el altiplano. Los principales daños y muertos ocurrieron en territorio ecuatoriano.
Pero en Ecuador, independientemente de la geografía, muchas de las viviendas que se vinieron abajo tenían bastante en común: eran habitadas por personas pobres, eran antiguas y no cumplían las normas de edificación en el país, que es propenso a los sismos.
El movimiento telúrico tuvo su epicentro en la costa que da al Pacífico, a unos 80 kilómetros al sur de Guayaquil, la segunda ciudad más grande de Ecuador. Horas después, se sintió otro sismo de magnitud 4,2, según el Instituto Geofísico del Perú.
Catorce personas murieron y 381 resultaron heridas en Ecuador. Una persona murió en Perú. Docenas de viviendas, escuelas y centros de salud registraron daños.
La oficina del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso informó que 12 personas murieron en la provincia costera de El Oro y dos en el estado altiplánico de Azuay.
Una de las víctimas fatales en Azuay fue un pasajero que iba en un vehículo al que aplastaron los escombros de una casa que se vino abajo en la comunidad andina de Cuenca, según la Secretaría de Gestión de Riesgos, la agencia para emergencias de Ecuador.
En El Oro, varias personas quedaron atrapadas bajo los escombros, dijo la secretaría. En la comunidad de Machala, una casa de dos niveles se derrumbó antes de que las personas pudieran desalojarla, un muelle quedó destruido, y las paredes y columnas de un edificio bancario se agrietaron, atrapando a un número indeterminado de personas.
El arquitecto y constructor de Quito, Germán Narváez, precisó AP que las casas más afectadas durante los movimientos sísmicos son las que tienen una construcción deficiente, carecen de cimentación, estructura y diseño técnico.
Agregó que esos inmuebles también son vetustos y fueron construidos con materiales como adobe (ladrillos de tierra y paja) típicas de las zonas antiguas de las ciudades andinas ecuatorianas. “En los momentos críticos de movimientos sísmicos, suelen colapsar”, apuntó.
Ecuador es particularmente propenso a tener sismos. En 2016, un temblor con epicentro más al norte en la costa del Pacífico, en una zona escasamente poblada del país, dejó más de 600 muertos.
En Perú, el temblor se sintió desde su frontera norte con Ecuador hasta la costa central que da al Pacífico. El presidente del Consejo de Ministros de Perú, Albero Otárola, dijo que una niña de cuatro años falleció de un traumatismo craneoencefálico debido a la caída de su casa en la región de Tumbes, en la frontera con Ecuador.
Las autoridades peruanas informaron asimismo que cuatro viviendas fueron destruidas y las paredes de un cuartel del ejército se derrumbaron en Tumbes.
En Guayaquil, a unos 270 kilómetros (170 millas) al suroeste de Quito, se reportaron grietas en edificios y viviendas, así como algunos muros derrumbados.
La dirección de Monitoreo de Eventos Adversos de Ecuador descartó en un informe que hubiera peligro de un tsunami.